Enero 17, 2025
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Relato de crucero Pullmantur por el Egeo

09 Nov 2017 18:11 #1916258 por Larissa griega
Respuesta de Larissa griega sobre el tema Crucero Pullmantur por el Egeo
Madre mia!!

Ni reconocería que es el mismo! He tenido que leer para saber qué barco era! Luego ya ví el Pullmantur en rojo pero en un primer momento con la Ñ no lo reconocí ¡Qué bueno!
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10 Nov 2017 16:02 #1916275 por Chespir
Respuesta de Chespir sobre el tema Crucero Pullmantur por el Egeo
Día 6 Dubrovnik.

Cuando el despertador suena a las 7 de la mañana, la cabeza me duele terriblemente. Entre sueños recuerdo el vaso de agua que tomé durante la cena de la noche anterior y juro que no volveré a beber agua. Estamos a punto de llegar a Croacia y en el diario de a bordo señala la posibilidad de “lloviznas eventuales” que traducido a “normal” quiere decir que nos espera un paseo debajo de las cataratas del Niagara. Efectivamente numerosas gotas salpican la ventana de la cabina y el cielo luce negro como sobaco de grillo a pesar de que ya hace rato que amaneció. Recuerdo que esa mañana hemos quedado en la cubierta 4 con el grupo senior para antes del desayuno. Parece ser que los niños granaínos ubicados en esos camarotes todavía no se han enterado de que las 5 de la madrugada no son horas para montar un festival de regatón en los camarotes. Si a ellos les gusta el regatón, a nosotros nos va más la batucada. Tras darle los buenos días a Oswaldo, explicarle que hemos descansado muy bien y agradecerle la aspirina 500 que me trago sin beber agua, por si las moscas, bajamos hasta el lugar de encuentro acompañados de nuestras maletas vacías y provistos también de los silbatos de los chalecos salvavidas. Un pitido largo es la nota y los mas de los 200 pasajeros que no hemos tenido la suerte de que nuestros papis nos regalen el viaje, comenzamos a aporrear con tan poco ritmo como buena intención las maletas vacías que ejercen a modo de bombo, mientras Miguel, el riojano, marca los tiempos a golpe de silbato. La estructura del Zenith se estremece por el ruido pero los remaches aguantan sin problemas. De pronto varios camarotes se abren y asoman algunas caras infantiles conmocionadas por el estruendo. Yo grito a voz en cuello: “¡Alegría, alegría que ya es de día!”. Es la frase convenida para que finalice el concierto y marcando un “botafogo” que es el paso de samba más sencillo que pudimos aprender en las clases de bailes de salón, volvemos a dejar las maletas en nuestras cabinas para dirigirnos a desayunar. Bajamos del barco a las 8 de la mañana y, efectivamente llueve, llueve y llueve. Afortunadamente los paraguas que llevamos apenas sirven para nada porque el fuerte viento dubrovnikiano, hace que las gotas vengan desde arriba, desde los lados e incluso desde abajo. Pienso que deberíamos haber incluido en el equipaje un traje de neopreno para estas circunstancias. Para llegar a la ciudad, 15 minutos en coche, compartimos un taxi con una parejita de argentinos encantadores: Pablo y Andrea y quedamos con ellos a la una menos cuarto para el regreso al barco. Todavía no me había enterado yo de lo de la Cristina Krishdtchesner (táchese lo que no proceda) y lo de la expropiación de Repsol YPF. De haberlo sabido no hubiera compartido taxi con ellos y es muy posible que incluso me hubiera liado a puñetazos en mi afán de defender los valores patrios. En fin, el caso es que durante los seis días que llevábamos de navegación no habíamos escuchado hablar ni de Rajoy, ni de ZP, ni de Rubalcaba ni de Mou. Esto dará al paciente lector que sigue este diario, una idea del absoluto desconecte de la realidad que un crucero implica. Pues el caso es que, cuando entramos en el interior de la ciudad tras cruzar una de las puertas de la muralla, “Puerta de Pile”, el número de turistas que allí estábamos hacía que aquello pareciese la Puerta del Sol en Nochevieja solo que, creo que ya lo dije, lloviendo. Pegamos la oreja a una cicerone que explicaba a su grupo que estábamos delante de la farmacia más antigua del mundo. Después previo pago de 5 € pasamos a un precioso claustro, creo que la misma guía dijo que era “el del monasterio de san Francisco de 1317”. Después seguimos haciendo gorroneo auditivo y pudimos saber que el patrón de la ciudad era san Blas, el de la cigüeña verás, y nos alegramos mucho de saber que contábamos con ilustres conocidos en la ciudad. Nuestro gorroneo terminó cuando la señora que explicaba tan doctamente las cosas, nos miró con cara de “aquí hay alguien que sobra porque no ha pagado los 60 euracos de la excursión”. Hay que joerse con el control –pensé . ¿Cómo habrá podido detectarnos entre el amasijo de paraguas? El caso es que silbamos y, como quien no quiere la cosa, nos alejamos del grupo deseándole a esa peazo egoísta que se le irritasen las cuerdas vocales y se quedase muda por seis años. ¿Es que nadie le había explicado eso de “enseñar al que no sabe?” Doña Chespira y yo a lo nuestro y seguimos con la visita de la ciudad. El objetivo es entrar en lugares cubiertos con el doble propósito de ver cosas y resguardarnos de la lluvia y mejor si no se cobra por la entrada. Visitamos la catedral que está a medio camino entre el románico y el bizantino y continuamos con la visita de la ciudad. Apenas 5 horas de estancia allí es muy poco tiempo para disfrutarla y menos todavía con el día que hace pero es suficiente para darnos cuenta de que es una ciudad preciosa y, lo que es mejor, que los dubrovnikaligitanos son encantadores. Tomamos un cafelito antes de subir a la parte alta (¡coño con las escaleras!) para poder acceder a la muralla (¡coño con las otras escaleras!”) que resulta impresionante. Rodea toda la ciudad antigua que se mete como un dedo de guante en el mar. Un punto de tristeza nos invade cuando vemos algunas fotografías expuestas. Esta semana hace 20 años del inicio de la guerra entre Croacia y Serbia-Montenegro. Un mapa de la ciudad señala los puntos en donde cayeron bombazos directos, granadas de mortero, dónde se produjeron incendios y… volvamos a lo positivo. Croacia ha recibido dinero para su restauración procedente de fondos de la UE y damos fe de que este dinero ha sido bien utilizado porque la ciudad está totalmente reconstruida. Alguien debería aprender un poquito de los dubrovnikeños. Chapeau pa ellos! El poco tiempo de que disponemos hace que tengamos que bajar de la muralla sin haberla podido recorrer en su totalidad. Volvemos a la parte baja y doña Chespira compra unos pendientes de cristal mientras que yo me decanto por bombones dubrovnikeses que son como los “Moncherie” solo que más baratos. Casi son las doce y media del mediodía y es la hora de regresar. La pareja argentina es puntual y, ante la imposibilidad de pillar un taxi porque hay pocos taxis y muchos turistas, nos decantamos por el busmunicipal . Problema habemus cuando nos dicen que hay que pagar en kunas. Afortunadamente los dubrovnikileses lo tienen todo pensado y a pocos metros hay una casa de cambio. Un euro son siete kunas. Pablo cambia cinco euros y con los 35 kunas pagamos el bus. Nada más montar lanzo una maldición porque sale el sol y deja de llover. En el restaurante del Zenith doña Chespira y yo nos decidimos por un plato de consomé y barandada de bacalao, deliciosa, que acompañamos con vino argentino. Después de un café y ya navegando en dirección a Venecia, pido un daiquiri ante la mirada inquisidora de doña Chespira que amenaza con no bajarme al camarote si vuelvo en el mismo estado en que me encontraba la noche anterior. Como no sé a qué estado se refiere, pero con el fin de evitar problemas, cambio mi daiquiri por un margarita, con su tequilita, limón y sal en el borde del vaso pero eso no parece satisfacer a doña Chespira que me deja en el Rendez Vous mientras ella se propone visitar las tiendas del barco.
Por la tarde ya se respira cierto aroma a tristeza. En uno de los salones nos dan una charla con información sobre el modo de volver a los madriles dos días después. Es el duro golpe que estábamos esperando. Después de la charla hay un acontecimiento especial. Durante todo el viaje, se ha ido acumulando dinero para jugar un último bingo esa misma tarde. Más de 1600 € es el premio que termina en manos de una gilipuertas que el diablo se lleve. Otro daiquiri, o margarita, no lo recuerdo y tras el espectáculo, muy bueno, en el mismo salón, todos a cenar. Orlando, nuestro camarero, decide que hoy también es día de fiesta, y volvemos a la ola, al corro de la patata y a la conga de Jalisco. Su presencia entre nosotros es un punto agobiante porque teníamos previsto hablar entre todos sobre el monto de la propina que le íbamos a dar. Está claro que eso es lo que él está esperando y no parece muy dispuesto a irse con las manos vacías. Nos habla del desembarco en Venecia, de la partida del lunes, de su vida, de la rutina de a bordo y de las influencias de la política inmigratoria china sobre las encíclicas papales. Al final se me ocurre repetir el postre y mientras él se aleja para traerme otro sorbete de pera, recaudamos el dinero y se lo entregamos en cuanto llega con el helado. Es entonces cuando suelta los grilletes con los que nos había atado las piernas a las patas de la mesa y nos deja marchar. La visita al Rendez Vous, el café y, en esta ocasión un Bloody Mary, son obligadas. Cuando termina la música en directo, todos a dormir que Venecia nos espera. Al llegar a nuestro pasillo comprobamos con extrañeza que Oswaldo no está. Quizás sea su día libre, pensamos, y entramos decididos a la cabina. La luz, la televisión y la chimenea están encendidas, como siempre pero en esta ocasión hay algo más. Entre el embozo de la colcha y la almohada se dibujan claramente dos ojillos vivarachos que nos miran alegres.
Buenas noches –dice Oswaldo ante nuestro asombro . Para que ustedes no notasen las sábanas frías cuando se acostaran me he permitido introducirme en su cama para calentarlas. Espero que la temperatura sea satisfactoria y que esta noche no pasen frío.
Oswaldo sale de la cama impóluto, sin una sola arruga ni en su camisa ni en sus pantalones. Le agradecemos el detalle, nos acostamos y nos dormimos al son de la canción de cuna de Brahms que él entona con voz suave y melodiosa. No nos damos cuenta del momento en que sale de la cabina, cierra la puerta y nos desea un feliz descanso.
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12 Nov 2017 11:21 #1916287 por Chespir
Respuesta de Chespir sobre el tema Crucero Pullmantur por el Egeo
Día 7. Venecia.
A pesar de que, según el diario de a bordo, el atraque del barco no está previsto hasta las doce del mediodía, esa mañana madrugamos por dos razones. La primera es que el grupo senior hemos quedado a las 8 de la mañana para vengarnos del último macrobotellón infantil que nos mantuvo despiertos hasta altas horas de la madrugada. El segundo motivo es que, a partir de las 10, el barco entrará en el Gran Canal. El puerto veneciano está al final de éste y no queremos perdernos desde nuestra privilegiada perspectiva escenarios famosísimos como el Puente de los Suspiros o la Plaza de san Marcos. Subimos sin maletas a la planta sexta y allí formamos grupos que se reparten por todos los pasillos de la nave. Pretendemos homenajear a la madre patria con una antología de coros y danzas regionales. La pareja de ruskys y los japos también han decidido unirse al acto porque, está claro, ellos tampoco han podido dormir. Desayuno rápido y habitual al que añado una clara de huevo para afinar la voz. Al salir de la cabina nos hemos encontrado con Oswaldo y le hemos pedido para satisfacer su inmensa necesidad de atención, que nos proporcione para la noche una “butterfly pillow” rellena de plumas de ganso. Oswaldo se ha rascado la cabeza pensativo en un intento de localizar la almohada solicitada pero finalmente algo ha debido recordar porque ha salido feliz corriendo por los pasillos. Una vez ubicados de forma estratégica en nuestros puestos, los rusos dan comienzo a la actuación. La pieza elegida es “Kalinka” y una cerrada ovación premia el final del canto que complementan cantando el “Casachot” que todos acompañamos con palmas haciendo coro en el estribillo. Los japos se han decidido por leer unos “haikus” pero como los dicen en japonés y no se entera nadie, ni siquiera los rusos que están más cerca, su versificación pronto se ve interrumpida por un abucheo general. Siguen los navarros y cómo no, logran un éxito apabullante con el “Uno de enero, dos de febrero…” Rosa y Miguel, los riojanos, menos numerosos se han unido al grupo manchego para deleitarnos con varios números de la popularísima zarzuela “la Rosa del Azafrán”. Luego nos toca a los madrileños. Hemos tenido disensiones. Unos abogaban por cantar “La del Soto del Parral” y otros por las coplas de don Hilarión. Venció esta última opción y me toca hacer del boticario. Cuando hago alarde de voz tenorística en aquella parte que dice: “Hoy las ciencias adelantan, ques una barbaridá”, se abre la puerta de un camarote infantil, una cabeza somnolienta se asoma y protesta:
¿Es que no se dan cuenta de que estas no son horas de andar cantando? Vergüenza debería de darles, a sus años y molestando a la gente que tiene que descansar….”
O sea que, al final, lo han comprendido. Ese chico no lo sabe pero acaba de pasar a la edad adulta. De todas formas decidimos terminar el festival y Rosa y Goyo nos deleitan con el Maitetxu mía que por aclamación es considerada la vencedora del festival. Preciso es decir que me llevé una mención de honor a la voz más desafinada del certamen.
A continuación subimos a la cubierta doce. Estamos entrando en el Gran Canal Veneciano, aquel por el que hace 8 siglos saliera Marco Polo (solo que sin niños con botellón) en dirección a Katay. El Zenith hace su entrada escoltado por un pequeño remolcador a proa y otro a popa. No nos extrañamos al ver a nuestro peazo capitán croata, encaramado en un taburete, vestido a la usanza tradicional de gorrito con borla y camiseta de manga corta a rayas blancas y azules. En su brazo derecho un tatuaje con un corazón y un texto que alguien traduce porque está en croata: Dice “Amor de Madre”. Ese hombre, además de estar cachas y conducir un barco con profesionalidad debe ser un buen hijo. O sea que hemos estado en buenas manos. Manos que en ese momento sujetan un palo largo, como de quince metros o más y empujan perchando al Zenith de la forma tradicional en que los gondoleros manejan sus barquitas por los canales de la ciudad. Ivo deja un momento de perchar para saludarnos con un ademán de cabeza y comienza a entonar la “Mattinata” con lo que la escena no puede resultar más bucólica. Solamente hay un “pero” y es el maldito viento acompañado de la maldita lluvia que nuevamente se deciden a acompañarnos durante el resto del día. “Me cago en el calentamiento global y en la capa de ozono” digo a las 12 y media del mediodía cuando dejamos el barco para montar en un vaporetto, 13 euros per cápita, ida y vuelta, que nos llevará a san Marcos. La plaza está llena de turistas y paraguas. En fin, de todas formas, a estas alturas de nuestra globalizada existencia no vamos a contar nada que ya no sepáis sobre Venecia. Canales, puentes, máscaras de carnaval, cafés a seis euros la tacita y románticos paseos en góndola a 120 € los 30 minutos. Alquilar el Zenith sólo pa mí, saldría más barato. Para los que vayáis allá, un consejo. Si os metéis por alguna de las callecitas que dan a san Marcos y callejeáis un rato, encontraréis el mismo paseo a 80 €. Con el tiempo que hace ni a doña Chespira ni a mí nos apetece el gondoleo así que nos apuntamos a una excursión guiada de 4 horas que sale muy cerquita de la plaza y que nos enseña las islitas de Murano, Burano y Torcello. De la primera, nada que decir. Nos han llevado allí a comprar chismes de cristal. Doña Chespira los mira, arruga el hocico y concluye que son más caros que en Madrid y yo entono el “Deo Gratias” porque nuestra tarjeta está bajo mínimos.Después seguimos a Burano y… ¡deja de llover! Durante media hora paseamos por la islita de pescadores con sus casas bajas y pintadas de vivos colores. Nuevo recorrido por la laguna veneciana para conocer Torcello con la catedral de la Asunción, bizantina de los siglos XI y XII. De todas formas me llama más la atención el restaurante “Cipriani” famoso por que allí iban don Ernesto Hemingway y don Pablo Picasso. Si ellos iban allí yo no voy a ser menos. Intentamos pasar para tomar un Martini a toda prisa pero no hay bar, o al menos eso es lo que nos dicen porque la verdad es que vestidos con una chamarra empapada, pantalones vaqueros y zapatillas deportivas no hacíamos muy buen papel en un lugar donde los señores van vestidos con frac y las señoras son vestidas por los más famosos modistos del mundo y desnudadas por los del frac. O sea que me quedo sin Martiny dry pero ya se arrepentirán ellos cuando un servidor de ustedes se haga famoso gracias a estas crónicas que ahora están leyendo.
Y prácticamente aquí termina la parte turística del viaje. Vuelta a san Marcos, paseito corto que tenemos todavía 30 minutos de vaporetto hasta el barco y hay que cenar. Llegamos a tiempo de darnos una ducha y comprobar que Oswaldo ha dejado sendas almohadas con forma de mariposa y rellenas de pluma de ganso en la cabecera de nuestra cama. Agradecemos su atención y, por eso de ser el último día, le damos una propinilla que él agradece con su cálida sonrisa. “Mañana por la noche tendré nuevos pasajeros pero ninguno de ellos será como ustedes. Lo reconozco y no puedo evitar sentirme un punto celoso. Cena, café y dos daiquiris finalizan el día aunque a las 12 de la noche volvemos a subir, todo el grupo, a la cubierta 12 para, desde el Gran Canal volver a salir al Adriático y poner proa al sur rumbo a Ravena.
Doña Chespira todavía tendrá tiempo para preparar las maletas que hay que dejar en la puerta de la cabina antes de las 3 de la mañana para que sean recogidas y conducidas hasta el avión. En el tema de maletas tenemos entre doña Chespira y yo un pacto. Ella las prepara, yo no molesto, ella protesta y yo las bajo de la cama una vez llenas y las empujo por los aeropuertos. Todo muy equitativo.
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14 Nov 2017 13:05 #1916344 por Chespir
Día 8. Epílogos. Datos de la ruta realizada. Agradecimientos.
Hemos llegado a Rávena y ni siquiera me he molestado en mirar el diario de navegación. Nuestra salida del barco está prevista a las 11.30 de la mañana a pesar de que nuestro vuelo sale de Bolonia, a unos 80 km de donde estamos, a las 16.30 horas. Esto quiere decir que los que se han apuntado a la excursión para visitar Bolonia, tendrán que hacerla a la carrera. La verdad es que, el final del viaje me parece que está pensado para justificar un día más de estancia porque hubiera sido mucho más práctico poder disfrutar de la noche veneciana y salir directamente desde el aeropuerto de Marco Polo. En fin, motivos habrá y mi opinión no deja de ser sino eso: Una opinión. Hoy con todo el mundo de diana, niños incluidos, no es necesario armar bulla por los pasillos. En el suelo de la cabina está una bonita factura cuya parte del león se la llevan 130 € porque las propinas en los barcos, no están incluidas. En fin, supongo que algo irá para Oswaldo, Rober, Orlando y Alan que han sido los tripulantes con quienes más contacto hemos mantenido. La maleta ya no está en el pasillo. Después del desayuno, una última visita al camarote para eso de la limpieza de dientes y… nada que hacer hasta casi tres horas después. La cabra tira al monte y yo tiro al Rendez Vous. Tomamos asiento y decido pedir un daiquiri a modo de “homenaje y despedida”. Doña Chespira no toma nada y comienza una disimulada bronca porque, según ella, las 9.30 de la mañana no son horas de tomar un daiquiri cosa con la que, evidentemente, yo no estoy de acuerdo. Mientras saboreo la bebida veo que uno de los niños, precisamente el mismo que nos abroncó la mañana anterior cuando lo de los coros y danzas de España, me mira y, sin demasiado disimulo, suspira criticando el nefasto vicio del alcohol en las personas adultas. Lo dicho. Este chaval ha madurado de un plumazo y, como también decía mi abuela, la vaca no se acuerda de cuando fue ternera. A las 11.30, puntuales como un reloj, bajamos del barco, devolvemos nuestras tarjetas magnéticas, autobús, aeropuerto, dos horas de retraso, despedida en Barajas de todos aquellos que nos han acompañado en el periplo y… ¡snif! Fin del viaje.

Epílogo 1.

Me levanto por la mañana. He dormido como un tronco aunque hecho de menos el dulce bamboleo del barco sobre las olas. En el cuarto de baño doña Chespira, algo más madrugadora se está retocando el pelo. Miro la báscula que está en el suelo y en un alarde de inocencia pongo los dos pies sobre ella. El estremecimiento de sus muelles hace que doña Chespira desvíe su mirada hacia el aparato un instante antes de que yo baje del mismo. Su cara se torna ojiplática perdía, me dice que vuelva a subir al maldito chisme para corroborar lo que sus ojos (y los míos) acaban de ver. Yo me niego a hacerlo si no es en presencia de mi abogado y bajo orden judicial. Ella me amenaza con la plancha al rojo con la que en esos momentos se está alisando el pelo. Conclusión. Fin de las cervezas, nada de pan en las comidas, lechuguita verde, acelgas y filetito a la plancha, por supuesto sin patatas. En mi defensa alego que estaba sin afeitar y con las uñas y el pelo todavía sin cortar. Todo eso algo debe pesar, digo yo, pero mi defensa es desestimada y doña Chespira se come la media mortadela y el salami que compramos en el aeropuerto de Bolonia mientras esperábamos el embarque. No sé cómo lo ha hecho pero ella sigue con su peso de siempre.
Epílogo 2.
Julio de 2012
La joven miró la tira que un par de minutos antes había empapado con pipí reciente. Ella nunca había tenido retrasos en su ciclo menstrual y hacía bastante tiempo que no tenía relaciones sexuales. Por ese motivo había achacado el retraso a los nervios causados por los exámenes de fin de curso. Miró la tira que cambiaba lentamente de color y no le quedaron dudas del diagnóstico. Estaba embarazada. Su cabeza volvió a tres meses atrás. Quizás fuera cuando la fiesta de los monstruos en el barco… o al día siguiente. El caso es que se había pasado un poco con las copas y cuando se acostó en su cabina 5400, su compañera de cuarto todavía no estaba con ella. Entonces escuchó un aullido, no, sería más propio definirlo como un triste lamento. Se levantó de la cama, abrió la puerta de la cabina y allí estaba él, tan pasado de alcohol como ella, con una botella de gasóleo en la mano y un preservativo en la otra. Hicieron uso de los dos. Esos eran los recuerdos que le llegaban en medio del desoncierto en que se encontraba. Llamaría al chico y le diría lo sucedido. Luego vendría la bronca con sus padres. ¿Qué haría después? Se acarició el vientre y, de inmediato, descartó la posibilidad de abortar. ¿Sería niño? ¿Qué nombre le pondría? Ella se sorprendió al escuchar su propia voz. “Si eres niño, te llamarás Chéspir”.


Datos de la ruta realizada:.
Pireo a Mikonos 96 millas nauticas
Mikonos-Santorini: 81 MN
Santorini-Katakolon 248 MN
Katakolon-Corfú 178 MN.
Corfú-Dubrovnik 209 MN
Dubrovnik-Venecia 319 MN
Venecia-Ravenna 71 MN.
Total 1211 MN (2226 Km)
Dedicatoria.
A los 8 argentinos, 1 austriaco, 138 brasileños, 5 búlgaros, 8 chilenos, 32 colombianos, 1 costarricense, 3 croatas, 105 filipinos, 1 griego, 32 guatemaltecos, 54 hondureños, 29 hindúes, 84 indonesios, 1 italiano, 1 maltés, 5 mexicanos, 3 nicaragüenses, 8 panameños, 15 peruanos, 5 portugueses, 29 rumanos, 1 inglés, 6 dominicanos, 1 sudafricano, 7 ucranianos, 4 venezolanos y 7 españoles que componen la tripulación del Zenith. A todos ellos nuestro agradecimiento por el trato recibido. También hay una dedicatoria muy especial a Rosa, Miguel, Luisa y Goyo, nuestros compañeros de mesa porque gracias a ellos el viaje ha resultado mucho más agradable y, para terminar quiero agradecer a los lectores y a la moderación de www.infocruceros.Com por permitirme utilizar este espacio para recordar “virtualmente” mis vacaciones y, sobre todo, por leer mis desvaríos. A todos vosotros, muchas gracias.

Manuel Enríquez
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14 Nov 2017 13:32 #1916345 por chumaker
Hola Chespir

He seguido con mucha atención tu relato, me ha gustado. :woohoo:

Un saludo
























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14 Nov 2017 17:06 #1916350 por eduard58
Chespir.....de eso nada, esto no puede quedar así....queremos más.
Quedamos a la espera de un nuevo relato........por favor.
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14 Nov 2017 21:35 #1916356 por maikitamay
Chespir.. este segundo relato tuyo tampoco me ha defraudado
Ahora a por el tercero..
¿para cuando?
Saludos
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15 Nov 2017 13:59 #1916365 por Chespir
Una vez más, gracias a todos por vuestras lecturas y vuestro comentarios. Hace 8 años había una web parecida a ésta llamada "foro de cruceros. com" participé en ella contando la preparación de nuestro primer crucero. Desafortunadamente, no guardé ninguno de los post y creo que ésta página ha desaparecido porque no puedo encontrarla. De momento, por cuestiones que ahora no vienen al caso, la posibilidad de un nuevo crucero no está prevista a corto plazo. Por otra parte el resto de mis escritos no tiene nada que ver con el tema cruceril. De todas formas si me gustaría recomendároslos. Alguna de las obras que tengo publicadas: "Cierra los ojos y mírame" de ed: Destino, "Esa tal Dulcinea" y "El día que me atrapes" de ed: Vivelibro entre otras. Mi intención no es hacerme publicidad a costa de la Web. Por esa razón si alguien quiere leerlos y no quiere comprarlos que me los pida y le mando el epub.
Un cordial saludo
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22 Nov 2017 11:38 #1916439 por Lutecia
Gracias Chespir...

Una vez más, me has sacado una sonrisa ( e incluso una carcajada en algunos momentos ) con tu relato.

Si se te ocurre escribir alguno más, no dudes que aquí tienes a unos cuantos admiradores :P

Buscaré alguno de los títulos que has publicado, porque tu forma de narrar los hechos, hace la lectura muy amena y " atrapante " ;)

Saludos para ti, y Doña Chespira.

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