Cuando una idea es buena, se repite y perpetua. Princess Cruises presume de barcos grandes, orientados a que el pasajero no se sienta abrumado por su tonelaje. En las series de barcos anteriores, la idea era crear lugares individualizados e íntimos, en metros y metros de espacio. La compañía ha evolucionado, crecido hasta mostrarnos el Royal y Regal Princess. Mas pasajeros, espacios más abiertos e interacción constante.
En 2013 asistimos a la inauguración del primero de los gemelos, el Royal Princess y pensando en sus dimensiones asustaba. Princess había decidido participar en la carrera del «mas grande». La idea parece haber cuajado, y la compañía calca milimétricamente el concepto. Puestos a comparar el Royal con el nuevo Regal, lo tenemos complicado. Ni Douglas Ward, sería capaz de encontrar diferencias. Aunque las tres principales son: piscina de popa ante la petición de sus pasajeros, ascensores más rápidos y una promenade completa en cubiertas superiores. Podemos, entre otras cosas, seguir andando sobre las nubes en su pasarela Sky Walk, a cientos de metros sobre el mar.
En que no sepa como es el Regal, no comparo, solo me limito a definir la nave. Si miramos la decoración, podríamos definirlo como «finesse» en alta mar. Hermosa, atemporal y algo clásica.
Como un club inglés de toda la vida, pero que tanto le gusta a los pasajeros anglosajones de la compañía. Inaugurado en mayo, sale de Fincantieri tras una opulenta ceremonia, presidida por la presidenta de Princess Cruises Jan Swartz, y el primer ministro de Italia Matteo Renzi. Con todos los avances tecnologicos del momento, y el 80% de sus acomodaciones con balcón es un barco superlativo.
Comenzamos por las claves del nuevo Regal Princess.
Agora, mercado, punto de encuentro, las dimensiones de este atrio, verdadero epicentro del barco son colosales. Ocupa tres cubiertas, y es un espacio especialmente lucido. Dos escaleras principales semicirculares, materiales nobles como mármol, dos lámparas de cristal en forma de haces de luz que cruzan por medio de los bruñidos cromados, y muchos mobiliario de madera y tejidos clásicos. En la cubierta 6 podemos encontrar el Piazza Bar especialmente animado, el Café Internacional para picar algo en cualquier momento, la Vinoteca Vines, heladería. Y un poco más allá de la Piazza, un SPA interesante, situado en una parte bastante insual.
En cubiertas 6 y 7, y con vistas especialmente espectaculares el Bellinis Bar, en donde podremos ver la actividad social de la nave, con la famosa bebida veneciana. Afredo´s y el Ocean Bar, son los únicos puntos gastronómicos de la Piazza, junto con el International Café en donde podemos degustar la gastronomía de la compañía. El italiano es gratuito, el Ocean Bar, como sofisticado lugar de sabores orientales tiene un pequeño cargo. Adicionalmente encontramos un bar decorado con tonalidades marrones, el Crooners como uno de los lugares de encuentro más agradables y sofisticados de todo el navío. A manera de anécdota: ¿Sabéis que se pueden tomar más de 50 tipos de Marrtinis en el Regal Princess?. Siguiendo con la Piazza en la cubierta 7 encontramos también elegantes tiendas, en donde brilla con luz propia Facets, con una interesante colección de joyas.
Si pensamos en las 142000 toneladas, no es difícil llegar a la conclusión de que hay espacio suficiente para encontrar siempre algún lugar especial que nos guste, y se ajuste a nuestras espectativas. No he encontrado saturaciones concretas en ningún momento del día, y la fluidez de ascensores es notable. El barco, es un perfecto compendio de serenidad y belleza, pero hay cinco lugares especialmente destacados, y maravillosos.
Wheelhouse Bar:
Si hay algo que nos recuerde a un club inglés este es el Wheelhouse Bar, que es una especie de entrada al restaurante Crown Grill. Y como tal, además de un cocktail a media luz, música de piano, podemos disfrutar de una buena comida de pub en los días de navegación. El Wheelhouse es un clásico en todos los barcos de Princess, pero en este caso es abierto, y hay una interacción con la gente que pasa de un lado a otro. No tengo muy claro que este nuevo concepto me guste.
The Sanctuary:
Pensamos que más de tres mil pasajeros, resultan agobiantes. No se como lo hacen pero los pasajeros se distribuyen divinamente, en cada parte del barco. En lo alto del buque, tenemos una zona tipo «exclusivo» resort de los Hamptons, con coste nominal que es perfecto para huir del bullicio. Cabañas, bebidas, snacks, y espacio en abundancia para el descanso. La adyacente piscina de proa aunque es para todo el mundo (salvo niños) ofrece privacidad, porque esta estrategicamente situada para no ser un punto de tránsito mayoritario. He pasado horas y horas, en la más absoluta tranquilidad, en una piscina de dimensiones decentes.
Lotus Spa:
Se llama The Enclave. En primer lugar, nos llama la atención la localización del SPA en medio de la cubierta cinco, y justo al lado de la recepción y el restaurante Sabatini. Lo ideal es que estuviera situado al lado del Sanctuary en cubiertas superiores, pero a buen seguro que las particularidades constructivas del barco, hicieran que tuviera que estar en el medio del navío. No obstante hay un ascensor directo desde el Sanctuary al refinado SPA, en donde no solo hay una soberbia piscina de talasoterapia, sino tratamientos corporales y faciales para todos los gustos. Las dimensiones de la piscina termal son impresionantes, y encontramos más ofertas que nunca. Duchas sensoriales, camas de agua, chorros, y además otro tipo de cosas como Caldarium y Hamman. Los tratamientos de blanqueamiento dental son especialmente buenos en la compañía, aunque caros.
Vista Lounge:
Otro de los clásicos de la compañía. Princess no es una compañía de espectáculo único en el teatro. El Vista Lounge de popa es un animado lugar, perfecto para que la animación ofrezca no solo conferencias, bingos, sino animadas veladas de «line dancing» «country» o juegos especialmente divertidos. Un lugar muy especial, amplio, agradable, muy cómodo que resulta versatil. Además de lectura, una bebida, o lugar para charlar con los amigos. Justo al lado, la compañía sigue apostando por el concepto de «estudio de grabación». En el Princess Live además de cine y otras actividades podemos participar en show audovisuales interactivos.
Princess Theatre.
¿Y que tiene de particular un teatro?. En el caso del Princess Theater es enorme, pero acogedor a la vez. Simple, sin agobiantes decoraciones, ni luces «horteras». Los sofas son especialmente cómodos (salvo por el detalle de que no hay soportes para bebidas), y no encontramos obstaculos en ninguna parte de la sala que dificulte la visión.
Hay dos cosas que «molaban» mucho del Royal Princess, y se repiten en las cubiertas exteriores del Regal. En primer lugar el Sky Walk. Una pasarela de cristal a decenas de metros sobre el agua. La segunda es la fuente agua y luz entre las dos piscinas centrales. Y como en cualquier barco, tiene una sucesión de bares, puntos de comida, zonas para sentarse, el buffet, etc. En el Regal hay otro clásico. La enorme pantalla de cine, ideal para ver películas a la luz de la luna, con mantita de cashmere, y palomitas. Pero ojo, es tan delicioso que te quedaras dormido. Además todo tipo de instalaciones deportivas, y algo novedoso, que es una pequeña piscina, en popa con un nuevo bar.
Lo que más me gustó, frente a la casi ausencia de «paseo exterior», en la zona de botes, y en no poder dar la vuelta al barco caminando en la promenade deck, frente a otros barcos anteriores de la compañía, es el espacio exterior; aunque creo que harían falta más tumbonas. Tenemos además zona infantil/juvenil canchas de baloncesto, tenis, de juego, pistas para running, etc. En la compañía se ofrecen tres programas para los más pequeños: Pelicans de 2 a 7 años, Shockwave de 8 a 12, y finalmente Remix, para los mayores que van desde los 13 a 17 años.
La verdad es que no nos encontramos con camarotes llamativos, pero si enormemente cómodos. Climatización e iluminación mejorada, no encontramos oropeles, salvo el cabecero de elegante cuero blanco que es perfecto para apoyar la espalda para ver la televisión, o desayunar en la cama. Viajé en una exterior con balcón con vista obstruída en la cubierta 8. Frente a una cama enorme, colchón impresionante, y almohadones que garantizan un sueño reparador, no es especialmente grande. Mesa central, sofá, espacio suficiente de almacenamiento, y algo que es característico de la compañía. El gran vestidor abierto.
El programa interactivo de la gran pantalla es suficiente, con películas de estreno también en español, y en donde no faltan capítulos de Vacaciones en el Mar, serie que hizo famosa a la compañía. Lo que no me gustó fue el baño. Es demasiado estándar, algo pequeño, con materiales poco nobles, y la presencia del cortinas de baño no es lo que se esperaría de un barco del nivel del Regal.
La mayor parte de las cabinas son exteriores con balcón, habiendo una zona específica con servicios concierge. Llama la atención, que a pesar de la complicada distribución numérica, los pasillos son especialmente anchos.
Encontré una gastronomía muy buena en los tres restaurantes principales. Enormes raciones, una gama interesante de opciones. Pescado correcto, carne bien preparada, entrantes jugosos, y postres sabrosos en sus dos turnos (en ambos casos turno tradicional y abierto). Princess no apuesta por enormes techos en los restaurantes, que nos despisten del protagonista, que es la comida. Y se agradece esta intimidad. El buffet Horizon Court es especialmente amplio con varios puestos de servicio. Y aunque es de calidad, la colocación de los alimentos está un poco desordenada, haciendo que camines de un punto a otro para saber donde está cada cosa. Princess no es una compañía «all inclusive», pero hay maquinas de café e infusiones en el buffet, en donde puede uno servirse limonada, y té helado. The Pastry Shop es una sección especial para postres en el medio del buffet.
Por otro lado, y dejando a un lado las ensaladas, pasteles, bocadillos del punto 24 horas del internacional Café y en donde pagas la bebida, hay otros puntos gastronómicos para cenas alternativas, en donde hay que reservar y suelen tener un coste nominal de 20-25 dólares. Podemos comer en el restaurante más refinado, que es el Sabatini, y es un todo un espéctaculo por la cocina italiana de autor; en el Crown Grill con cenas a la luz de la velas y carnes especialmente jugosas, surf and turf style con langosta. Además un sushi bar en la promenade. Hay otros puntos en donde disfrutar de las gastronomía. En primer lugar Alfredo´s, tipo luminosa tratoria. Sin reserva, ni coste. El Vine con una interesante degustación de tapas (incluídas cuando pides una copa de vino). Sería interesante que la compañía diese un curso acelerado de cultura enológica a sus sommeliers, para que pudiesen aprender, que no solo hay vino en California, Sudáfrica o Chile. La ausencia de vinos españoles, casi franceses e italiano, no es explicable.
Y arriba en las piscinas, tenemos dos puestos de cocina rápida. Hamburgueseria, llamada Trident Grill, en donde podemos encontrar también ensaladas y platos como wraps o perritos calientes. La heladeria de la Piazza es de coste, no así el puesto de helados de la cubierta de piscinas. Además de las zonas especiales en el buffet, que suelen variar como taquería, rotisserie, o grill japonés hibachi tenemos noches temáticas (con cocina bavara, foundes etc) y un té de la tarde muy bueno en los comedores principales. El servicio de habitaciones es gratis, aunque se requiere una pequeña propina por el servicio.
Y odio las categorizaciones. Las dejo para Douglas Ward. Los puristas establecen compañías generalistas, premium, upper premium y lujo. Aunque el barco es hermoso, la comida buena no es una compañía de lujo, sino familiar de calidad única, para un pasaje que busca un crucero tradicional, a precios bajos. Y en esto es muy competitivo. Es un barco netamente americano, pero sin problemas linguísticos. Hay suficientes tripulantes hispanos, menus y daily program en español para que no sea un problema.
El Regal navegará en su temporada de verano 2014 en el Mediterráneo, para luego posicionarse en el Caribe, con precios realmente bajos. Hay niños, los singles son tratados con dignidad y si comparamos la compañía con la competencia, podemos decir que es un producto híbrido. La compañía no destaca por un producto innovador sino cruceros con ingredientes universales, que siempre funcionan.
Los shows son increiblemente buenos, hay melodías tradicionales en cada esquina, y no faltan lo que pedimos en un crucero. Trivials, clases de bailes, seminarios etc. No es ruidoso, pero tampoco mortecino como cualquier naviera de lujo. Digamos que siempre hay algo, que atraiga nuestra atención, independientemente de nuestros gustos.
Un producto interesante para pasajeros con presupuesto moderado, que no quieran sucumbir con resignación a los recortes cutres que nos tienen acostumbrados las compañías llamadas generalistas, con la que rivaliza en precio. Si echamos de menos tortilla, sangria, Paquito el Chocolatero, y demás mandangas hispanas, Princess no es tu compañía; pero si buscamos un pasaje cosmopolita, y calidad moderada creo que Princess es una muy buena alternativa aunque casi todo, tenga un coste nominal y pueda hacerte subir el presupuesto final.
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