Tras anunciar la suspensión de operaciones a mediados de enero, Crystal Cruises se ha enfrentado al arresto de dos de sus barcos y el cierre de sus oficinas en Miami.
Tanto el Crystal Serenity como el Crystal Symphony han sido arrestados en Freeport (Bahamas), por la reclamación millonaria de un proveedor de combustible. El Crystal Endeavor está de camino a Montevideo, Uruguay.
La oficinas de la compañía en Miami están cerrando esta semana, con muchos empleados ya finalizando su trabajo el miércoles mientras que otros terminarán a finales de semana.
Los barcos pasarán a estar gestionados por V.Ships Leisure, según ha dictaminado el juzgado que lleva la insolvencia.
El colapso de la matriz Genting Hong Kong, profundamente afectada por las consecuencias del coronavirus en el turismo mundial, está detrás de la quiebra de esta prestigiosa naviera fundada en 1988 por la naviera japonesa de carga Nippon Yusen Kaisha (NYK).
Genting Hong Kong había concentrado todos sus esfuerzos en la industria de los cruceros, siendo accionista de Star Cruises, adquirió en 2015 Crystal Cruises, y posteriormente los astilleros Lloyd Werft y MV Werften que le aseguraron capacidad para construir tanto los barcos de Crystal Cruises como los de su otra gran inversión, Dream Cruises.
Dream Cruises es una «nueva» compañía de cruceros especializada en el mercado asiático, que cuenta con dos nuevos barcos de 150.000 toneladas y que esperaba estrenar el gigante Global Dream, de 208.000 toneladas y capacidad para unas 10.000 personas entre pasajeros y tripulación, a principios de 2021 en Shangai.
Precisamente los altos costes de construcción del Global Dream, cuyo proyecto tenía un coste estimado de 1.500 millones de euros, unidos a los retrasos por la pandemia, han llevado a la quiebra al grupo entero. El barco está construido al 75% pero requiere de 600 millones de euros más para finalizarlo. El estado alemán ha estado insuflando dinero en los astilleros durante la pandemia, pero toda vez que los problemas financieros de Genting Hong Kong se multiplicaban, ha dejado de hacerlo.
El Global Dream busco ahora un comprador que no solo pague su precio, sino que esté dispuesto a invertir otros 600 millones de euros, y a operarlo en el mercado chino o asiático, pues el diseño del barco está muy orientado a los gustos y necesidades de esa región.