Hemos llegado del crucero fluvial por Flandes y Holanda y en resumen podemos decir que hemos quedado encanados con el viaje.
El año pasado fuimos con el Opera desde Venecia a Estambul, era nuestro primer crucero y nos dejó huella (positiva) aunque para este año preferíamos tranquilidad y más tiempo para visitar las ciudades y eso precisamente es lo que ofrece un fluvial respecto a un gran barco.
La primera impresión al ver el barco es que es pequeño, muy pequeño. Parece mentira que quepa tanta gente en él y sobre todo parece imposible que 14 personas únicamente de tripulación puedan encargarse de todo. Y os aseguro que lo hacen, porque forman un equipo, no era extraño ver a la gerente colocar una mesa o incluso al capitán sirviendo copas de cava en la recepción. La única pega es que alguno de ellos no conocía el castellano.
Respecto a los compañeros de viaje se consiguió un ambiente muy familiar, éramos todos españoles y aunque temíamos que nuestros peques (de 12,13 y 9 años) lo iban a tener muy difícil para conseguir colegas de su edad por las características de estos viajes fluviales (la edad del pasaje suele ser mayor) no fue asi, desde el primer día los diez o doce chavales que viajaban formaron una panda de las de “Verano Azul” (solo faltaba Chanquete).
La comida vamos a dejarlo en normal, que nadie espere más, evidentemente con tan escaso personal no existía servicio de mesa y todo era en buffet. Tiene mérito el cocinero para hacer su trabajo en una cocina de tan poca dimensión. Había dos turnos de comidas para que no se formaran colas y la cosa funcionó aceptablemente.
Ahora toca valorar las escalas:
Se embarca en Brujas un domingo a las seis de la tarde y después de la cena tenemos un paseo nocturno por la ciudad. Brujas de noche es un cuento de hadas, cada rincón es una postal , pero las calles están vacías. Éramos los únicos que paseábamos a las 10 de la noche. La gente no trasnocha y además viven en las afueras por lo que la parte antigua de Brujas es una especie de enorme museo.
El lunes el barco permanece en Brujas y da tiempo todo el día perderse por sus callejuelas y disfrutarla.
El martes toca navegación por la mañana. Todos teníamos ganas de ver funcionar a nuestro barco. Se recorren los canales a poca velocidad a veces en una especie de bruma fantasmagórica con mucho encanto a veces con sol , tímido pero sol al fin de al cabo. Así es el clima allí. En cinco minutos pasas de empaparte a pasar calor y debes vestirte como dicen ellos : “como una cebolla” (te vas poniendo o quitando ropa según las circunstancias que cambian a cada momento). El paisaje es curioso, verde muy verde cómo Asturias, plano, muy plano (más si cabe ) que Castilla. Te entretienes observando el trafico de barcos (copioso) y el funcionamiento de las esclusas (enormes) : A veces la tripulación de navegación (tres personas incluida el capitán) tenían que desmontar la cabina superior para pasar por debajo de puentes. Se llega a Gante a las 2 de la tarde y después de la comida paseo guiado. Gante también es impresionante , casi como Brujas, con canales llenos de terrazas. El miércoles tiene un plan similar con la diferencia de llegar a Amberes. Por la mañana durante el trayecto nos dan clase-degustación de los diferentes tipos de cerveza Belga (interesante aunque vas un poco chispa a la comida). Amberes también es espectacular aunque nos sigue quedando en la retina las calles de Brujas.
El jueves cambia el paisaje de manera radical, es el día menos llamativo y sobraba, si de pudiera navegar de noche nos lo podríamos ahorrar. Pasamos por más esclusas , esta vez gigantescas, dejamos los canales y navegamos por el Escalda y el Rin en su delta (algo así como cinco veces el delta del Ebro) y atravesamos el puerto mas grande del mundo , el de Rótterdam (unos casi 50 kilómetros de puerto , que se dice pronto). La pobre Rotterdam no es bella y digo la pobre porque la bombardearon en la segunda Guerra Mundial tres veces (precisamente por la importancia estratégica de su puerto): primero los nazis, luego los americanos (estos se ensañaron) y por último los nazis de nuevo en su retirada. Solo quedaron en pie el 10% de los edificios, la dejaron PLANA. Es pues una ciudad moderna casi en su totalidad. Visitamos de noche las casa cúbicas y poco más . Como he comentado , es una escala que sobraba .
Y el Viernes se llega a Amsterdam, para mi gusto con más encanto aún que Brujas y con mucha vida, a raudales. Te tienes que acostumbrar a esquivar a ciclistas y tranvías que tiene un peligro... Pero es una ciudad que te deja huella, a la que dices para tus adentros: no cambies que volveré. Para aquellos que Venecia les embruja que prueben pasearse por Amsterdam, tiene más canales y puentes que la ciudad italiana.
En Amsterdam se está hasta el domingo. Existe una excursión opcional para visitar la Holanda del norte y el Gran Dique, yo me quedé porque la ciudad me dejó como hipnotizado.
No me quiero enrollar más. Espero que estas pinceladas os sirvan para animaros. Estoy a vuestra disposición por si deseáis más información que la tengo calentita. Tan solo quería acordarme de Aida y José Antonio , los guías de Politours durante todo el viaje, unos auténticos profesionales siempre cercanos, desde el aterrizaje hasta el despegue del avión . Con ellos aprendimos mucho de ese rincón del mundo llamado Flandes y Holanda.
Saludos cordiales .