Seabourn Pride

Todo suele comenzar en un hotel de prestigio; en mi caso, el Copenhague Marriott, para iniciar una sosegada ruta por los fiordos con el Seabourn Pride. Eso si, tras haber sido transportado, desde el aeropuerto con un fantástico y flamante Mercedes negro. Un embarque absolutamente diferenciado y personalizado, y la suite 117 me esperaba. Cuando entras en esos 27 metros cuadrados te sorprendes por su sencillez. No hay nada hortera o pretencioso, pero notas que el lujo flota en el ambiente.Una camarera de camarote te trae jabones de tocador de lujo, champagne y canapés. Será tu angel de la guardia durante el crucero. Las chicas y chicos Seabourn, parecen sacados de una revista de moda, y harán todo lo posible para que no te falte nada.  Si echamos un vistazo a la suite, la sensación es de ambiente acogedor. Nada de opulencia, sino todo colocado en su sitio adecuado, para crear el atmosfera perfecta.

Tenemos un minibar con tus opciones favoritas, articulos de tocador de lujo, champagne francés, equipos de sonido de ultima generacion, pantalla plana, DVD, etc. Nos sorprende sobre todo su inmenso armario-vestidor, y el gigantesco cuarto de baño de marmol, con dos lavabos. Todas las suites son iguales: solo se diferencian en que algunas tienen balcón francés, y por supuesto las tres categorias de suites más nobles, para bolsillos más pudientes, y con todo lujo de detalles. El Seabourn Pride, que es puesto en servicio en 1988, es un reducto de placidez. Puede que necesite una decoración más "fresca" en algunas de sus esquinas, pero hay que decir que el estado es inmaculado. Sus lugares comunes pasan por un restaurante principal en la cubierta tres, un salon panorámico en popa en la seis, otro en la ultima cubierta en proa, y un salon de fiestas en la cinco, que ejerce el papel de multifunción. Además hay una muy surtida biblioteca (con DVDs de música y películas), pequeña y refinada tienda, salón internet, un restaurante buffet en popa en la siete (con terraza "al fresco"), y un bar en cubierta, que es la parte más deliciosa para ver como el barco zarpa y arriba en cada escala.

El epicentro de la nave, lo constituye una espectacular escalera de caracol, y un pequeño lobby en forma circular. Lástima que todavía se mantenga mobiliario de plastico en cubierta, a pesar de las refinadas mantas de mohair, y las marineras colchonetas de color azul. Una pequeña piscina, y tres jacuzzis, en donde destaca el de proa, que es perfecto para relajarse mientras vemos como el barco avanza. No debemos olvidar su SPA y gimnasio con todo tipo de actividades deportivas como pilates, yoga o estiramientos.Tampoco es necesario más espacio, ni otros lugares. Es un concepto único, en el que conviene descartar la idea del crucero tradicional. La familiaridad, la intimidad y es la nota dominante. El pasajero Sebaourn no quiere ruido, fiestas catetas, o exceso. Todo debe ser de primera calidad. Largas veladas de musica clásica, jazz, melodías en sus salones, conferencias culturales, pianistas que amenizan los cocktails antes de cenar, en donde destacan unas tapas espectaculares, y charlas animadas entre sus pasajeros en cada espacio. Los pasajeros Seabourn, son gente educada, tranquila, con gustos culturales, y sobre todo viajados. No espere demasiados niños.

Y la calidad se refleja claramente en su oferta gastronómica de Charlie Palmer, toda una institución en los fogones estadounidenses, que presenta una elaborada y exquisita cocina en donde todos los ingredientes son de primera calidad. Pescados fresquísimos, elaboraciones sofisticadas, y sobre todo sabor. Una visita a la cocina me permitió contemplar, como se hace cocina de alto nivel. Lo que prima en un barco de lujo es la calidad por encima de cantidad. Desayuno, comida y cena se sirven en el resturante principal, y en el buffet.  Todas ellas en turno único y abierto. Cenas con quien, cuando y donde quieras. La cena en el restaurante principal es todo un espectaculo. El Maitre D Lucca, se esforzará por encontrarte la compañía perfecta, y en el buffet, cada noche es una sorpresa: que va desde un menú desgustación, a la noche oriental, o cena de tapas. Adicionalmente, todo el sabor de un té inglés, con todo su ceremonial que se sirve en el salón panorámico Constellation. El Sky Café, es lugar ideal para diversas barbacoas al aire libre. Hay platos sencillamente perfectos, como la "langosta en tortellini", "la carne glaseada", o "la sorpresa de mango con merengue". Por supuesto, la bodega de Seabourn está a la altura de un gran hotel. Si comes con fina porcelana, plata, y finisimas copas, la comida debe estar a la altura. Sin duda, soprende a nuestro paladar.

El ambiente en cuanto al vestuario es clásicamente informal. Va desde la gala más tradicional, a un estilo casual deportivo en el resto del barco.  Debemos de considerar que el merito de la compañía radica en el valor de los pequeños detalles, y en la habilidad de su exquisita tripulación de saber lo que quieres, en cada momento. Hay una leyenda urbana, por la que los tripulantes de Seabourn aprenden tu nombre y cara antes de subir. No se si es exagerado, pero no es inusual que te llamen por tu nombre antes de embarcar y los cocktails del capitan son francamente personalidazos, con un capitán que dedica varios minutos a cada pasajero. Es un club privado, y tu eres su huesped. Algunos ejemplos de SERVICIO.....No te sorprendas, si cuando llueve un "chico Seabourn", te espere en cubierta para llevarte con un paraguas desde una puerta a otra. O que sepan desde el segundo día, como te gusta el Capuccino. Detalles, y más detalles: eso es el lujo.

Y después vienen los detalles que hacen que Seabourn sea una compañía, en donde compensa cada euro que se gasta. Camareros preparando el Surf & Turf, un buffet en donde el caviar circula a discreción, masajes gratuitos en la piscina, o que el camarero te sorprenda con un sorbete de mandarina y champagne francés. Por supuesto, todas las bebidas están incluidas. En rutas caribeñas, y cuando el tiempo lo permite, la popa se abre, para ofrecer la Marina Deck: una especie de lugar abierto al mar, para practicar deportes acuaticos. La ruta en mi caso, fue sencillamente maravillosa y escénica, en donde la placidez aliviaba cuerpo y mente. Una naturaleza en todo su explendor, y un verano que comenzaba a asomar su cara amable, con una sinfonía de luz y color, que hacia brillar, el verdor escandinavo.

Un barco perfecto para penetrar en fiordos, y meterse por los que son más inaccesibles, y a los que las grandes naves de crucero no pueden entrar. Esto garantiza que los barcos de Seabourn penetren en los atraques más cercanos a los puntos turísticos. Una perfecta combinación de ciudades, naturaleza, en donde Seabourn fue la compañía idonea. El pequeño tamaño permite salir rapidamente en cada escala. No hay colas, ni esperas en embarques las excursiones son especiales. Compras con el chef, o la experiencia Seabourn, que consiste en una excursion gratuita y exclusiva, especialmente preparada para los ilustres pasajeros Sebaourn. En nuestro caso, un concierto privado en la casa de un conocido compositor Noruego, mirando hacia un fiordo, con descorche de champagne antes de la actuación.

Si buscas lo mejor, Seabourn debe ser una de las selecciones obligadas.