Royal Caribbean, que sin duda representa una de las mejores ofertas calidad/precio, construye grandes barcos, y barcos grandes, y el Jewel of the Seas lo es. Impresiona desde cualquier lugar y distancia. Fruto de ello, la concepción se basa en el espacio, luz y tamaño. Hay un slogan subyacente en la filosofía. "Si tu barco es grande, enséñalo". La compañía ha sido la primera en ofertar inmensos lobbys de varias alturas, con ascensores de cristal, y sobre todo sensación de dominio y amplitud.
Hoy desde los gabinetes de decoración naval, domina la estética funcional, entre casino y centro comercial, y sobre todo ideas decorativas audaces. En el Jewel of the Seas el hall me ha parecido desproporcionado, muy estrecho en su base, y demasiado alto, lo que resulta algo opresivo y con una sensación de chimenea.
Un vistazo rápido, nos permite contemplar las líneas características de la decoración Royal Caribbean; "America, con restricciones decorativas y aproximación a formas más selectas en sus interiores". La clase Radiance es especialmente cuidada, ya que se pretende equilibrar la oferta a la empresa hermana Celebrity, y realmente lo consigue. En la cubierta siete, por donde entramos vamos de popa a proa, y como no "poderio espacial" sobre todo, en uno de los más selectos comedores a flote. Con sus columnas, sus dos pisos nos hace sentir por momentos que nos encontramos a bordo de un palaciego vapor de la época gloriosa de los grandes trasatlánticos y delante un inmenso teatro, aunque ciertamente con una desafortunada y algo estridente mezcla de colores.
Otra de las características de Royal Caribbean es la fidelidad al concepto clásico de los cruceros. Grandes salones únicos, un solo espectáculo, un solo comedor central, y espacio. Por doquier detalles decorativos audaces, y sobre todo individualizados. Alguna que otra obra de arte de autores más o menos consagrados. Donde vemos que el Jewel es un "ser" esplendoroso es la cubierta cinco en donde se concentran una multitud de servicios. Destacamos, además de algo de escaso interés para el crucerista español como el casino. Además, dos restaurantes "especiales", en donde se requiere el pago de 20 dólares por la reserva, y una oferta gastronómica más selecta. Sin duda, perfectos ejemplos de clase, buen gusto, armonía, y perfectamente al gusto europeo. Sacados de cualquier gran ciudad Europea, el Chops Grill y Portofino, es la opción intima para pasajeros aburridos de los "turnos". Y ¡vaya¡….sin llegar a un concepto "Freestyle Crusing", representa una gran innovación para la clásica Royal. La comida servida a Infocruceros, estuvo a la altura de la compañía; quizás una de las mejores mesas a bordo. De calidad insuperable, sobre todo un róbalo sobre un lecho de verduras a la parrilla, que parecía salido de cualquier restaurante de autor. Algo muy típico y marinero en todo barco de Royal que es el Schooner Bar. Madera, escenas marineras, velas, maquetas de barcos no recuerda a los antiguos veleros de Nueva Inglaterra. Calido, alegre y muy refinado a la vez. Lo que nos encontramos después, son los primeros billares a bordo de un barco. Como siempre los chicos de Royal presentan algo nuevo con cada barco, y aires indio coloniales, en donde domina la calidez de las maderas exóticas de sus muebles, y el buen gusto extremo allí donde mires. Sin duda, la parte más chic del barco, y con aspecto de yate privado en muchas esquinas. Tan acogedor que nos abraza en cada una de sus esquinas. Diversas estancias como Colonial Club, Yakarta Lounge, Bombay Billiard Room.
Una sucesión de salones que ocupan la popa acristalada de la cubierta seis. Las dos ultimas cubiertas, están destinadas al "dolce farniente", cuidado corporal y las sensaciones más epicureas con un sublime SPA, sacado de las reminiscencias del antiguo reino de Siam, con una sala de relajación, con mucha "armonía", mucho "flower power" y olores de oriente y la calidez de colores tailandeses; la usual piscina y la cubierta que parece un parque temático, con aires también tailandeses. Pagodas, templetes, plantas y dos enormes cabezas de elefante, que desentonan en todo el conjunto, ya que parecen muñecotes de cartón piedra de una pelicula de Walt Disney.
Y no podíamos dejar de hacer un comentario del exquisito Windjammer Café, o buffet informal. Sinceramente creo que, su situación a popa no es el lugar más adecuado. No hay placer más celestial que los Windjammer en proa en la clase Vision, desayunando y viendo como el barco se come el mar al amanecer. Es un bálsamo para comenzar el día.
Las cubiertas exteriores ofertan además una especie de Walt Disney particular, para niños (ojala en mis tiempos de dulce infante tuviera las opciones de ocio que ofrece el Jewel), además hay simuladores de golf, muro de escalada, por supuesto cientos de metros de cubiertas y una gran piscina. Y coronando todo, el famosísimo Viking Crown Lounge en la chimenea, algo típico en Royal Caribbean, pero en ese caso discreto y en todo momento vanguardista. Notas de diseño Milanés, y aires relajantes para las veladas al anochecer. Podríamos decir como comentario general que nos encontramos con uno de los barcos más hermosos, con un perfecto equilibrio entre gusto americano y europeo, y lo mejor de todos: placer a precios populares.
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