Iberocruceros, dentro del Grupo Carnival gestionado por el grupo Costa, ha nombrado recientemente a un nuevo director general. Massimo Brancaleoni, procedente de Costa Cruceros, nos confirma en la rueda de prensa que su objetivo en la compañía es hacer de Iberocruceros una marca netamente española, con firme intención de crecer, y a medida que la crisis vaya clareando incorporar nuevos barcos. Hoy por hoy el Grand Holiday y Celebration constituyen la flota de la compañía.
Me faltaba pisar el Grand Holiday, y comprobar que la compañía sigue manteniendo la dignidad de un producto generalista, orientado a pasajeros que buscan un producto familar, sencillo, con buena relación calidad y precio. Es complicado luchar en un mercado dominado por los grandes y esplendoros barcos nuevos, pero a Iberocruceros no le faltan ganas. Cuando llegas a la terminal de Palacruceros, compruebas que el barco, no es especialmente agraciado. Dentro de uno de los primeros de la saga Holiday Class entra en Carnival, siendo el primero de nueva construcción que incorpora la compañía en los ochenta (1985), para su mercado más apetitoso. El Caribe. Aunque tiene poco más cuarenta y pico mil toneladas, junto com el Jubilee y el Celebration, los trillizos de la Clase, suponían con sus más de 1400 pasajeros un paso considerable en volumen para la compañía americana. Entra en la compañía española en 2010, tras una reforma integral de más 55 millones de euros.
EL BARCO
Al haber sido construído en una época de transición entre los barcos de línea regular usados para cruceros, a los de cruceros propiamente dichos, se estaban todavía ensañando con nuevas formas. Es construído en el astillero Danés de Aalborg Waerft, con lo que tiene una clara apariencia de "ferry" escandinavo. Muy anguloso, cuadrado, y sin bálcones algo que no se estilaba en aquellos momentos. Cuando entramos vemos que su alma es totalmente nueva, y la decoración es elegante, práctica, agradable, y hasta con connotaciones "espaciales". Caminando por el barco, nos hace llegar a la conclusión, que tiene un tamaño perfecto, y resulta muy cómodo y asequible, aunque la distribución a primera vista no sea agradable.
Tiene 9 cubiertas de pasajeros, que van desde la 4 a la 13, todas ellas bautizadas con nombres de localidades españolas. El pequeño hall con una curiosa decoración tipo "Star Trek", queda en la cinco. No hay grandes lobbies, ni alturas. Para encontrar el grueso de las instalaciones del barco deberemos subir a las cubiertas 8 y 9. Y en ellas podemos encontrar dos restaurantes con un aspecto cálido, clásico y agradable (Cantábrico y Alborán), el teatro Bazán, en proa que ya en los ochenta nos sorprendía con tamaños considerables.
Además una biblioteca muy hermosa, que nos recuerda al antiguo Grand Mistral, y una sucesión de salones y bares entre los que destaco la Discoteca Ibiza, de nuevo con aires de nave espacial, y un cinematográfico muy hermoso, con una interesante combinación de negros y blancos, y referencias a estrellas famosas del celuloide. Además tiendas, casino, el Club Poppy para niños (con su propia piscina). El Spa ha sido recientemente renovado.
Tenemos que subir a cubiertas superiores para encontrar una piscina de tamaño decente en el centro del barco, con un grill para comida rápida, y un animado bar. En popa un buffet bastante amplio que destaca, además de por resultar un espacio muy acegedor, en disponer de una cómoda distribución de las islas. A popa, bar-cerveceria, una piscina pequeña circular con jacuzzis.
Tiene carencias distributivas como el acceso a algunos de los restaurantes, techos bajos, un hall sombrio y metido en medio de la cubierta 5, escaleras muy empinadas. Sin embargo, se acostumbras a estas particularidades enseguida.
CAMAROTES
Lo primero que nos llama la atención son las dimensiones de los pasillos y por extensión los camarotes. El barco no tiene balcones, salvo en sus 14 suites en la cubierta 11. A pesar de todo las cabinas (que van de la 4 a la 7), son estandar prácticamente con las mismas dimensiones, y en sí bastante amplias.
Las interiores tienen 15, 93 m2, y las exteriores 16, 81m2. La decoración es festiva, luminosa y muy agradable, y dispone de suficiente espacio de almacenamiento. El baño es básico, pero usualmente en buen estado. Hay dispensadores en la zona de duchas.
El aire acondicionado, es bastante regular. Tiene pantallas de plasma, con cadenas nacionales e internacionales. Canales con peliculas, temáticos. No hay servicio de habitaciones gratuito (aunque sí con suplemento), y faltan elementos básicos como: secador de pelo, caja fuerte, y teléfono.
Suites:
Totalmente reformadas, y redecoradas resultan muy acogedoras. Hay 4 junior suites con balcón de 26 m2, 4 suites con terraza, y una Grand Royal Suite. Podemos disponer de una gama de servicios individualizados además de
-area de salón
-mesa de cóctel
-armario vestidor
-pantalla LCD, DVD, home cinema
-cuarto de baño con hidromasaje.
-minibar.
COMIDA
Muchas navieras gastan ingentes cantidades de dinero en cocina de autor. Diseños imaginativos, platos muy pomposos, pero a veces con sabores agenos a lo que pide mayoritariamente su público. Lo que caracteriza al Grand Holiday es ofrecer raciones generosas en su restaurante principal, recetas tradicionales españolas, y cocina sencilla y sabrosa, que complace a todo el mundo. Alguna pequeña nota de sofisticación domesticada en el menú, puede satisfacer a paladares un poco menos convencionales.
El desayuno en el camarote es de pago (3 euros), y también el servicio de habitaciones. Podemos encontrar desayunos en el buffet, y restaurantes principales, en donde abunda bollería bastante suculenta, chocolate con churros, tortitas, fiambres, platos calientes como huevos, bacon, salchichas, etc. Frutas, productos bajos en calorias, y en el buffet un dispensador de bebidas, que nos ofrece café muy decente, más alla del aburrido café americano de navieras con más "nivel".
La cocina del mediodía, es tanto en el buffet como en restaurantes principales tipo buffet. Nunca falta paellas, selección de tortillas, una amplísima isla de ensaladas, postres bastante dignos, tablas de quesos surtidas, y comida caliente en donde siempre podemos encontrar platos de pasta, pescado, carne, etc. Además una amplísima merianda completan la gama de comidas a bordo.
De noche la cena "servida" es a la carta. Es un menú bastante amplio, con varios entrantes, ensaladas, sopas, segundos, y postres. A pesar de que muchas veces ignoran ciertas sutilezas, como no cambiar los cubiertos entre platos, el servicio es aceptable. No diría que magnifico, porque hay alguna cosa que pulir en cuanto al engranaje del servicio de camareros.
No es una naviera todo incluído, sin embargo hay una opición en donde podemos acceder a todas las bebidas. Lo bueno de la compañía es que raramente usa marcas genéricas, y casi siempre sirve primeras marcas. Hay cocktails y bebidas bien logradas, en otros casos necesitan clases urgentes de cocktelería.
Además de esto, hay un pequeño buffet de platos rápidos y snacks en la piscina.
EL PRODUCTO:
Toda persona que elige el producto, sabe que con el nivel tarifario que paga no puede pedir un producto de lujo. Iberocruceros, no pretende posicionarse en el segmento premium, sino que su objetivo es un producto económico, con una buena relación calidad y precio, adaptado al gusto español. Saben que no pueden competir en barcos glamurosos, pero si que ofrecen lo mejor que saben.
Llámese "viva la vida", "Iberoilusión" es difícil encontrar el nivel de vitalidad, alegría, fiesta en otras navieras más pomposas. Aunque el tripulante comienza a estar "costarizado", o sea comenzamos a ver algún filipino, indonesio, indio que no son precisamente la alegria de la huerta, el grueso de los tripulantes llevan la sonsira en la boca. Y sobre todo, te levantan el ánimo si necesitas alegría, y un chute de optimismo.
El elemento latino es indispensable. Además de las actividades usuales, tenemos siempre música caribeña en las cubiertas, clases salerosas de baíle latino, fiestas temáticas en donde tiemblan las cubiertas exteriores, y un Club Infantil totalmente divertido, en donde Tadeo Jones suele pasearse habitualmente.
La animación nocturna es muy variopinta. A los españoles no nos hace mucha falta animarnos. Desde las fiestas al zarpar, en donde el line dancing (al baíle del Serrucho hace furor) esta siempre presente, al ambientazo en discoteca, o bares varios. También hay esquinas tranquilas como el Magallanes, con música clásica, melodías tranquilas y música de piano. El Teatro Bazán ofrece shows tradicionales, simples, que aunque no poseen dosis destacables de maestría escénica, resultan vistosos, y normalmente se dejan ver. La presencia del Club de la Comedia a bordo, es un punto fuerte en Iberocruceros.
Me gustó:
-Dimensiones intereriores de camarotes y zonas comunes.
-Variedad de los buffets, y cartas
-Cafés "con espuma" en el dispensador
-Alegría y animación.
No tanto.
-Mejorar el nivel de servicio en el restaurante principal
-Algunos puntos de la distribución interna del barco.
-Que comience a verse personal no latino.
-Algunas bebidas y cocktails.