He hecho bastantes cruceros en mi vida; he probado todas y cada una de las compañías del mercado, salvo escasísimas escepciones. Cada una de cada una de ellas, tiene detalles destacados, pero ninguna me he dejado sin habla como Seabourn. Es como si antes de embarcar, me conociesen perfectamente y supiesen lo que me hace feliz en cada momento. ¿No es esto el lujo?

¿Cómo lo hacen?. Como pongo en duda que la compañía investigue previamente a sus pasajeros, intuyo que estan tan preparados en las mejores escuelas de hostelería, que desarrollan una cierta habilidad para que cada uno de los pasajeros se sienta como una celebridad, y sobre todo como si estuviésemos viajando en nuestro yate privado. Los detalles no tienen precio. O si los tienen, por lo menos no cuestan en exceso con relación a otras compañías que ofrecen un servicio más estándar.

He viajado dos veces con la compañía. Cierto que sus barcos son hermosos; una especie de relación perfecta entre pasajero y espacio, decorados de forma sencilla y agradable, coqueta y hasta lujosa muchas veces. Muchas compañías creen que decorar un barco, significa llenarlo de luces y ornamentos, cuando hacernos sentir como en nuestra casa, arropados por la persona ideal, es la mejor forma hacer un crucero perfecto, y los yates boutique de Seabourn, es la elección obligada.

Por supuesto que tiene todos los elementos que cualquier naviera de lujo te puede ofrecer. La más exquisita, cuidada y deliciosa comida, diseñada por chefs internacionales como Charlie Palmer, servidas en entornos perfectos con caldos cuidadosamente seleccionados. También es cierto que las suites de todos y cada uno de sus barcos, sacadas de una revista de diseño, son creadas usando madera maciza luminosa, tejidos y telas de diseñadores importantes, maravilloso mármol en su baño. Que todo es un universo decorativo perfecto como el cristal refinado del minibar, que previamente ha sido rellenado de acuerdo a nuestras preferencias. Que hay un enorme armario vestidor, albornoz, zapatillas y toallas de fino algodon egipcio. Artículos de baño de Bulgari, etc. Todo es importante. Pero el marchamo Seabourn va muchisimo mas allá.

Puedo teorizar eternamente, pero me gustaria elegir diez detalles, que me dejaron asombrado.

-Cafe en su punto: Hay que reconocer que soy bastante exigente con mi café. Con solamente pedir mi capuchino desnatado con espuma, mitad y mitad, azucar moreno, muy caliente y canela, fue suficiente para que la pizpireta camarera italiana del buffet supiese como servirmelo milimetricamente al día siguiente.

-Te llaman por tu nombre: La capacidad de observación del todos sus tripulantes es asombroso, cuanto desde el primer momento te reciben en la pasarela del barco llamándote por tu nombre sin que nadie te haya presentado previamente. En Seabourn no eres un trozo de carne con ojos. Es tu yate personal, en donde por lo menos se intenta personalizar tu estancia hasta la extenuación.

-Mayordomo: Tener un mayordono que esta pendiente de sus necesidades es exclusivo y fetem. Pulcramente uniformado sonrisa blanquisima, es lo mas cercano a tu familia. Hay un detalle que me sorprendió, cuando pedías la cena en el camarote, plato a plato y como era capaces de cronómetro el tiempo, y servirte en perfecta sincronizacion. No es como tu madre pero casi

-Joao, el amable portugues: Todos los los camareros y demás personal, sabían lo que querías, en todo momento. Joao iba más alla. Fue capaz de supervisar todos y cada uno de los platos, para que los ingredientes y presentación, complaciesen al gusto español, además de darme conversación en mi propio idioma, por si sentía que estaba perdido entre los demás pasajeros anglosajones.

-¿manchas?: Tripulantes presentes, no omnipresentes. Como buena naviera de lujo, en Seabourn, hay caviar de verdad. Faltaría más. En el cocktail del capitan fluye a discreción. Una sorpresiva mancha, sirve para que un camarero se acerque futivamente a mi, para indicarme que mi mayordomo me esperaba con un quitamanchas en el camarote. ¡wow!.

-¿Perder el avion?: Digamos que la compañía no suele "arrugarse" en la solución de problemas específicos. Recuerdo mi crucero en los fiordos noruegos. Tras un error de lectura, en el vuelo de regreso, el servicio de transfers me lleva a un aeropuerto equivocado. A los diez minutos apareció otro potente deportivo, para "volar" al aeropuerto original, situado a 80 km. Una vez llegado al otro aeropuerto, el conductor me mira, sonríe, y dice: "nuestros pasajeros en Seabourn jamás perderan un avión". Clase.

-Un lígero escalofrio: Las cubiertas de los barcos de la compañía son especialmente agradables, porque a pesar de ser barcos de dimensiones reducidas, el espacio es tan generoso que siempre encuentras sitio para sentarte, navegar al atardecer. Es una delicia, sobre todo cuando en sus cubiertas hay silencio y tranquilidad. A veces refresca; ante un leve escalofrío, sin haberlo pedido previamente, notas como alguien de la tripulación te coloca como si fuese la gallina a sus polluelos, una caliente manta de Mohair en tu espalda. ¿se puede conseguir una individualización tan perfecta?

-Un libro deseado: Adoro el Seabourn Square, porque parece el salón privado que tengo en casa, y en donde la recepción no es más que una mesa y dos sillas, con un amable y servicial empleado. Además en sus paredes, una inmensa biblioteca con todos los títulos inimaginables, o por lo menos adecuada al tamaño de lo que es un barco de este porte. Había visto un libro en su biblioteca, dos horas después y tras preguntar al bibliotecario me informa que libro había sido prestado. Dos días después, el deseado libro, aparece encima de la cama de mi camarote.

-Se trata de flotar levemente....parafernalia: Puede que sea una frivolidad deliciosa, pero que se acuerden de limpiar tus gafas cuando estás en la piscina mientras que todo flota armónicamente tu alrededor, las flores son cambiadas puntualmente, la música en cada parte del barco es perfecta y todo funciona como un engranaje es síntoma de artesanía cruceristica.

-Experiencias y excursiones unicas: En muchas navieras, el parar en determinadas escalas es un atractivo por sí mismo; lo es de igual forma en la compañía, pero aparte de los placeres monumentales por ejemplo de Florencia, la compañía sabe que sus pasajeros merecen algo más. Y es hacerles sentir experiencias únicas. ¿qué tal cocinar con una mamá tradicional italiana en una trattoria famosa de Sorrento?. ¿Qué tal bajar a un típico mercado y comprar pescado fresco con tu chef, mientras te explica cómo se prepara tu plato favorito?. ¿O que tal un concierto en una casa cabaña finlandesa, con un compositor famoso?.

Eso es Seabourn. Habría más que diez experiencias. La lista sería infinita. Todo se sale de la norma, todo es excelencia y todo es único e irresistible. Cuando miramos el precio de sus cruceros, puede que nos parezca más alto de lo normal. Si comenzamos a dividir cada euro, por los lo que sentimos, llegamos muy fácilmente a la conclusión, de que cada euro compensa. Hasta el último centimo.

Fran Camino