Sigo…
Ya hemos tomado posesión del camarote y deshecho las maletas, ahora toca acudir al consabido y obligatorio simulacro de seguridad. Menos mal que no es necesario ponerse los chalecos, así es menos engorroso. Nos dirigimos todos a la cubierta 4, cada uno a su zona y lo típico, agrupados, niños delante, suena la alarma, etc,etc. Termina, y por fin sentimos que empieza el crucero, porque yo no sé vosotros, pero yo, hasta que no finaliza el simulacro no me siento realmente a gusto en el barco.
Nos dirigimos de nuevo a la cubierta 9, a la zona de las piscinas porque va a dar comienzo la fiesta de salida. Muy bonito y emocionante. Reparten pompones y guirnaldas y todo el mundo se vuelve loco, parece fin de año. Empiezan a salir al escenario los personajes Disney, Mickey, Minnie, Donald, etc, es la apoteosis, los niños gritan…los adultos más, empieza la música y los niños bailan…los adultos más, los animadores empiezan con coreografías machaconas y los personajes disney empiezan a saltar y ya sabéis lo que viene a continuación…los niños saltan…los adultos más
. Hay una cuenta atrás y ya es oficial: estamos de vacaciones !!!! Y el barco zarpa del puerto de Barcelona.
La fiesta acaba y las niñas piden ir a conocer el club infantil, el Disney`s Oceaneer Club, en la cubierta 5. Lo primero es registrarlas, dar una serie de datos médicos y una clave, una palabra, para cuando vayamos a recogerlas, aparte de la tarjeta para mayor seguridad. También les colocan una pulsera con un chip. Te cargan unos 14 dólares por pulsera, al finalizar el viaje si devuelves la pulsera te reintegran el dinero pero también puedes conservarla y te sirve para futuros cruceros.
Cada vez que un niño entra o sale del club, pasa la pulsera por una bola con la silueta de mickey, que se ilumina a la par que suena música, de esa forma el sistema registra todos los movimientos del niño, y también es un localizador, pues en todo momento los monitores pueden ver en el ordenador en qué punto exacto del club está el peque. Antes de entrar, tienen que lavarse las manos, y no es un lavabo normal, parece un túnel de lavado para coches, al principio les dio miedo pues metían las manos en una caja y de golpe salía agua micronizada y luego secado. Después se lavaban algo así como veinte veces seguidas. Las instalaciones del club son sencillamente espectaculares. Había horas en las que funcionaba de "puertas abiertas" y los padres podían quedarse.
Aquí están en la Habitación de Andy, el Mr Potato es de verdad y se puede jugar con él
No obstante me gustó más el funcionamiento del club de Royal. A pesar de que las instalaciones en Disney son fantásticas y la comunicación con los padres es instantánea gracias a los teléfonos de los que hablé, también observé que en cuanto surge el más mínimo "problema" te llaman para que recojas al niño, y por problema me refiero a que "su hijo se aburre, venga a buscarle", ésto nos ocurrió a nosotros y sinceramente no me parece un motivo urgente para llamar, más teniendo en cuenta que presumen de ser expertos en niños .Evidentemente desistes de dejarlos e irte de excursión, no te fías de que te llamen a los 10 minutos.En Royal los monitores se implicaban más y también sabían manejar a los niños mejor. Aquí se dejan llevar por las instalaciones y por el hecho de que los personajes acuden para entretener a los niños. Un día las niñas fueron a una clase de baile hawaiano, y de repente aparece Stich, claro, volvieron encantadas. A pesar de ese detalle que no nos gustó, el club es estupendo y por supuesto que lo recomiendo, aunque eso sí, no contéis con dejar a los niños e iros de excursión como se hace en otras navieras, es la única salvedad.
Estuvieron jugando un rato y pidieron merendar así que de nuevo volvimos a la cubierta 9 que además del bufé es donde están todos los snacks. Optamos por un helado, máquinas de autoservicio, coges el barquillo y te sirves directamente, fresa, vainilla, chocolate, o mezclas ya preparadas de combinaciones de dichos sabores. Muy ricos.