Holland America cumple 140 años de vida activa sobre los mares; la propia compañía hace gala de ello a bordo. Primero, como la línea transatlántica holandesa que dio nombres celebres como el Rotterdam, o Niuew Ansterdam, y luego desde finales de la década de los ochenta, como compañía de cruceros dentro del grupo Carnival. Hay uniformidad actualmente, pero Holland sigue manteniendo enormes dosis de excelencia, con algunos «peros».
Mucho tiempo ha pasado desde sus orígenes, y con la proliferación de las «tarifas desguace», quise saber si esta tradicional compañía Premium, que se vanagloria en ofrecer cruceros de «toda la vida», haciendo gala de sus raíces, ha perdido cierto lustre. Para ello, nada mejor que uno de sus barcos clásicos. El Ryndam en ruta desde el norte de Europa, a gastar sus últimos cartuchos en las cálidas aguas del Mediterráneo, antes de volver a aguas Caribeñas en invierno. Todos los barcos llevan nombres de localidades holandesas, y aunque la compañía es anglo-americana no renuncia a ser parte de la historia naval holandesa, con la bandera del país ondeando en popa.
Es el tercer Ryndam de la historia. El primero de principios de siglo, el segundo de la década de los cincuenta, y este de la clase Statedam (junto con otros como Statedam, Veedam, Maasdam..etc), tiene un tamaño perfecto. Con 55.000 toneladas, es buscado por pasajeros, que necesitan tamaños civilizados. Yo mismo.
EL BARCO:
Casco bruñido negro, como los transatlánticos de toda la vida, líneas depuradas, podíamos decir que es una nave hermosísima, construída en una década (de los noventa) en donde los costes, y reducir mezquinamente los espacios públicos no se estilaba. Las cubiertas van desde la 4 a la 12. Encontramos un hall que va desde la 6 a la 8, con una hermosa fuente de piedra simulando la «barcazza» de la Piazza de Spagna en Roma. Gran parte de los lugares públicos se encuentran concentrados en estas tres cubiertas, siendo la 8 en donde encontramos el grueso de la oferta de este hermosísimo barco.
Dingemans, que es un genio creativo, pone su huella en la decoración del Ryndam. Si en otros barcos, hay mezclas atrevidas y que bordean la línea de lo estético, aquí la combinación es siempre muy hermosa y equilibrada. Espacios muy amplios, mezcla ecléctica de tradición y modernidad, y sobre todo mucha historia. Tanto, que el Ryndam tiene carácter propio. Se han gastado cientos de millones de euros en vestir a la dama con antigüedades, que van desde valiosos lienzos, muebles antiguos holandeses, exquisitos cuadros navales pintados por Stephen Card (el gurú del arte pictórico del sector), y artefactos que van desde las maquetas, vajillas antiguas en urnas, etc. Es como visitar un museo. Paneles de madera, y mucho estilo. Un auténtico «pata negra».
Sin duda, hay varias estancias especialmente hermosas. Mi favorito es la tradicional Explorers Lounge, que parece sacada de un antiguo trasatlántico, el gran comedor de popa, con sus maravillosas lámparas simulando a las que montaban en los antiguos galeones, con mesas amplias, y grandes espacios; el gran teatro de proa, con una cómoda distribución, y el Explorations Café. Quizás una de las librerías más grandes en cualquier barco, con una fina selección de cafés francamente destacable.
El estado del barco es inmaculado (aunque con algunas cicatrices leves), salvo las zonas de piscina que requieren un aspecto más fresco y actual. Pronto entrará de nuevo en astilleros para seguir remozando algunas de sus partes. El gran Mix-Martini Bar, aunque incorpora las boutiques de una forma algo anárquica, es cosmopolita y actual, y de reciente creación. Junto con el Ocean Bar, es uno de los lugares más agradables del buque.
Donde se notará el grueso de las reformas, será en la piscina de popa, en donde se creará el The Retreat, a imagen del Veedam, como una especie de piscina de resort pijo, de club de playa. La piscina central tiene techo corredizo, y además dispone de un hermoso salón de proa, el Crow´s Nest en donde el contacto con el mar es siempre un placer.
Pero lo más llamativo del barco, es que es una nave en donde todavía la artesanía naval es un elemento esencial, hasta el punto que lo hacen irrepetible. Me temo que los barcos con enormes cubiertas de paseo de madera, tumbonas de teka, son reflejos de épocas en donde las naves se hacían con cuídado.
EL CAMAROTE
Y la sensación de amplitud, es algo que se nota en la generosidad en sus camarotes. No tiene demasiados balcones, pero mi cabina en la cubierta más baja, es de grandes dimensiones, a pesar de ser la categoría más humilde, después de las interiores. Los camarotes han sido reformados, para renovar colchones, lencería, albornoces, etc. Dispone de pantalla plana, muchos espacios de almacenamiento, aunque las cabinas no disponen de minibar.
Los baños son también muy amplios (aunque con bañera en muchos casos y cortinas), y hay dispensadores de exquisitos productos Elemis. Creo que además de ser cabinas muy cómodas amplias y diáfanas, lo mejor es el servicio de habitaciones. Desayuno más completo que he visto en mucho tiempo, servido incluso el día del desembarque, y comidas 24 horas sin cargo adicional, aunque a veces es especialmente lento.
LA COMIDA
El Ryndam es un barco todavía muy orientado al pasaje anglosajón en donde, los horarios son tempranos. Podemos desayunar en el luminoso Lido Buffet, en donde me ha gustado especialmente la variedad y elaboración; en el restaurante principal Rotterdam, y camarote. La lista es amplia. En cualquier caso, encontramos bollería tentadora (los Blueberry Muffins son excelentes), más de cinco tipos de huevos Benedick, tortillas al minuto, etc. El buffet de mediodía, al igual que las cenas casuales son también de calidad.
Hay un puesto de té, café, limonada, y té frío disponible en el buffet en cada comida, y casi de forma permanente. En la piscina, se sirven snacks, hamburguesas, perritos, comida mejicana, y los té de la tarde (temáticos que varían cada día) son una auténtica institución en la compañía. En el restaurante principal destaco los pescados jugosos, y bien elaborados, los helados, y el tamaño de las raciones. Los platos cumplen con las expectativas, de una Premium, aunque tengo que reconocer, que la presencia de restaurantes de coste nominal, ha hecho bajar un poco el listón.
El masterchef Rudi Sodamin sigue siendo el alma creativa de la gastronomía de la compañía, así como otros chefs destacados, pero siento decir, que dentro de la calidad haría falta algo más de sofisticación en muchos platos, y más contundencia en los postres. Adoro la cena «Cenas del Mundo», con una gana de gastronomía étnica exquisita. Tendría que afinarse la rapidez en el servicio del restaurante principal. La tripulación es notable, sobre todo mi ángel de la guardia Nadi.
En donde comer roza la excelencia es el Pinnacle Grill. Vajillas Bulgari, mantequillas de varios sabores, y platos deliciosos como una especie de Mar y Tierra, la langosta, carnes suculentas, tablas de pescados, y algo que produce un placer orgásmico, que es el Bake Alaska de helado Cherry Garcia de Ben & Jerry, flambeado con licor de guindas. Tiene un coste de 25 dólares. Una vez en cada crucero, hay una cena supervisada por el restaurante Le Cirque de Nueva York (los mejores del mundo), en donde no faltan coquetas cajitas de trufas, y platos cuidadísimos. Cuesta 39 dólares.
El Canaletto es un restaurante italiano, como una especie de prolongación del Buffet Lido. Por solo 10 dólares degustamos platos impresionantes, como la sopa de marisco, y un bacalao fresco que rivaliza con el de cualquier restaurante portugués. Adionalmente, la compañía organiza buffets temáticos, que van desde los de comida regional de los países en los que el barco recala, a grandes buffets de pastelería en la piscina. Es recomendable acudir a catas de vino. Aunque algunas nos parecen algo caras, la calidad de vinos, tapas y acompañamientos hace que compese cada euro gastado.
LA EXPERIENCIA
Holland está mutando en su oferta. De una naviera seria para adultos refinados, a algo más actual. De «niños aceptados, no bienvenidos», a barcos que habilitan zonas y programas para jóvenes y niños. Aunque tengo que reconocer que hay algo de contradicción, que espero no pase factura a la compañía. Si el Ryndam es elegido por pasajeros expertos, que buscan barcos medios y tradicionales, experiencias tranquilas y de calidad, la alta presencia de niños puede crear una cierta insatisfacción. Sobre todo porque invaden la piscina principal, y la tripulación no parece demasiado proclive a evitar que se lancen a la piscina, se empujen, y creen una piscina más propia de una naviera generalista. Cuando me embarqué pensaba que no tendría nada que hacer.
La lista de actividades es infinita. Las opciones van desde las tradicionales actividades en el gimnasio, clases de baile, trivials, etc, etc…a dos puntos fuertes de la compañía. La gastronomía es motivo de atención, con su taller Culinary Arts Center supervisado por una prestigiosa publicación, en donde además de las clases de cocina, demostraciones varias, hay degustaciones de vinos y tapas tradicionales. El Digital Workshop, también bajo la supervisión de Microsoft nos ofrece una inmensa gama de actividades multimedia, que van desde seminarios de fotografía digital, como montar nuestro videos, o navegar en el nuevo windows8.
La vida nocturna pasa por los tradicionales shows, folclore y música del los países visitados, fiestas en la Crow´s Nest, que hace el papel de discoteca, recitales de música clásica en el Explorations Lounge con una degustación de bebidas Premium, pasando por fiestas temáticas etc. La lista de bebidas es amplia. Van desde lo 2 euros de los refrescos, 4 de la cerveza, 2 del cafés especiales, 6 de la copa del champagne, a los 9 de los cocktails. Hay una amplia gama de bonos de bebidas para todos los gustos.
RECOMENDADO PARA
Podríamos afirmar, que disfrutarán del Ryndam, y cualquier barco de la misma clase, todas las personas que busquen una buena experiencia tradicional, alejada de los bullicios de las grandes naves. Personas enamoradas de los barcos clásico, los servicios de calidad, con precios muy ajustados.
Es una naviera recomendada, para pasajeros que no tengan problemas lingüísticos. Hay menús en Español, y podemos encontrar tripulantes que hablan español, pero no es la generalidad. Si miramos el sector Premium, hay pocas compañías que puedan dar tantas cosas, por tan poco precio. El barco entrará pronto en astillero, y es previsible que se corrijan ciertos fallos secundarios, como climatización irregular, y ciertos fallos puntuales propios de un barco ya con unos años. Un trio Ryndam para la historia.
Los fallos se compensan de sobra, al pensar que todavía hay cruceros como los de antes, con unas tripulaciones dedicadas. Servicio impecable, y sobre todo baratos. Sin duda, lo recomendaría a pasajeros singles por sus buenas tarifas. Quizás una de las compañía con más noches de gala, aunque sin cocktail del capitán, y con un pasaje ecléctico, y «usualmente» tranquilo y sofisticado.
Autor: Francisco Camino
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