Cuando la naviera francesa premium Compagnie du Ponant decide dar un salto construyendo un “yate” más grande para ofrecer más alternativas, sus pasajeros habituales ponen el grito en el cielo porque pensaban que sería un “mini barco de crucero”, y se perdería individualización.
Sin embarco cuando se presenta el primer barco de la serie, Le Boreal, medio mundo queda maravillado. La compañía enfatizaba que simplemente se pretendía fusionar a sus dos barcos favoritos: el yate Le Levant, de donde toma las líneas futuristas, y el tamaño más grande de su barco más senior el Le Diamant. El éxito fue inmediato, y hace unas semanas salía su gemelo L´Austral.
EL BARCO:
Cuando contemplamos las 10.700 toneladas del L´Austral, y su línea rabiosamente moderna, no podemos dejar de enamorarnos de este bello navío, con su casco gris, sus lineas depuradas, y su aspecto muy actual. Anclado en la terminal de San Basilio, el atraque más selecto de la ciudad véneta, huye de la atestada Stazione Maritima. Solamente 264 pasajeros entramos como una exalación y somos recibidos individualmente por el Capitán Marchesseau, y, tras una copa de bienvenida, contemplamos el barco. Debemos olvidar toda idea de catetismo naval que últimamente impera en el sector generalista. Moderno, minimalista, pero cálido a la vez, y totalmente rompedor. Si su gemelo L´Boreal tenía una mezcla de tonos oscuros, ceniza, con toques burdeos, el L´Austral en lo único que varía, es la sustitución de los rojos, por tonos color caramelo, que lo hacen más discreto, y hasta refinado, con el ambiente de un gran yate privado. Y nadie mejor que uno de los genios de la decoración naval Jean Phillipe Nuel, para crear unos interiores tan elegantes, en donde impera lo de “poco es mucho”. El hall sigue teniendo la decoración de gotas de cristal cayendo desde el nivel superior, sobre un asiento circular de cuero. Amplísima zona de entrada, que da acceso a camarotes hacia proa, y la tienda hacia popa con su salón principal en donde dominan los tonos monocromáticos y diáfanos, lo que resulta simple y sereno. Sigue maravillándome la zona exterior adyacente, con su zona con asientos tipo “club de resort selecto”. En suelos y paredes nada de llamativos objetos decorativos, sino paneles de color ceniza, y suelos color visón, lo que da un aspecto de continuidad cromática.
La cubierta superior, además de los camarotes, de los que hablaremos más adelante, dispone de un gran teatro en rojos y negros, muy amplio e inédito para un barco tan pequeño, y que nos permite disponer de un programa de animación bastante bueno, a pesar de las limitaciones que tiene viajar en un barco “yacht style”. En las dos cubiertas superiores, además de camarotes, nos encontramos con dos novedades en un barco de este porte, que es un Club Infantil, además de la tienda de fotografías en donde por primera vez podemos elegir nuestras fotos más preciadas, a través de dos enormes pantallas de Apple, y un SPA con productos de Sothy´s, al igual que un gimnasio, con maquinas de Kinesia. Aunque resulta especialmente pequeño para las actividades dirigidas, que se suelen limitar a clases de stretching y fitness a primera hora de la mañana.
Finalmente tendríamos que hacer referencia a la penúltima cubierta, que encuentro con algunas partes susceptibles de ser mejoradas, y con un diseño ciertamente peculiar. La piscina de popa, no es demasiado grande, pero si resulta suficiente. Sin embarco, y a pesar del refinamiento de las hamacas de piscinas, resultan insuficientes, y sin ninguna sombrilla para evitar los embites del sol. Además, hay una desconexión con el resto de la cubierta exterior, en el centro del barco, que se usa para almacenar las zodiacs, disponibles para disfrutar en la Antárdida, ya que el barco ha sido especialmente construido para navegar en aquellos entornos. En el medio de las zodiacs, hay más hamacas pero muy alejadas, y hasta desconectadas de la piscina, por lo que hay que cruzar pasillos internos, y hasta subir y bajar escaleras. Dos puntos adicionales, uno es el salón panorámico de proa, con su biblioteca adyacente, como el lugar perfecto para una velada de piano, leer o tomar un cocktails con amigos. Otro es el buffet, con una zona exterior de mesas pegadas a la piscina. Es un lugar muy agradable a pesar de que las mesas están excesivamente juntas. El contraste lo ofrece el Gran Restaurante Gastronómico en la cubierta 2, en donde todo es blanco, hasta las rosas de las mesas. Puede parecer monótono, pero resulta especialmente relajante y tranquilo. De arriba abajo un barco único. Algo de pura sangre, y listo para el placer de la navegación.