Se podría describir con tres palabras, aunque creo que me faltan calificativos que definan con contundencia una de las navieras más selectas del sector. A veces en el panorma de lujo todo es tan absolutamente perfecto, que deberíamos rascar en la superficie para encontrar cosas que "no cumplan". Descubrí Compagnie du Ponant hace algunos años, y desde la fecha se ha convertido con mucho, en la que destaca de las demás con diferencia. Comienza la primavera, y nada mejor que navegar el Le Boreal, para descubrir si ha perdido lustre o sigue manteniendo el listón muy algo.
La pequeña compañía de lujo francesa disponía de tres coquetas naves, para dar una experiencia personalizada e íntima. Muy lejos de los grandes barcos. Comienza con el velero Le Ponant de poco más de 30 cabinas, le sigue el estilizado Le Levant, y Le Diamant, antiguo Song of Flower. Tres experiencias, tres perfiles dentro de lo de "navegar en cosas pequeñas". Si vous plait. Sobre el Le Levant, como banco de pruebas, se lanza el Le Boreal, como el primero de los tres grandes yates que serán la columna vertebral de la compañía. Poco más de 10.000 toneladas, 132 cabinas, que llevan 264 pasajeros, bajo la premisa de "mayor tamaño" no significa pérdida de calidad. Un diseño tan impactante, con una decoración tan soberbia, que "se sale". Tanto que es nombrado como "mejor barco nuevo del año". Sin duda, algo más que un Le Levant "que ha crecido". Luego vendría su gemelo el Le Austral, y el julio se incorporará el Le Soleal. Virtualmente iguales pero con tonalidades diferentes.
Decidí embarcarme en La Coruña hacia la Bretaña francesa, y seguir probando la excelencias de la excepcional compañía Francesa. Hay razones poderosas que hacen del Le Boreal, y de la compañía "upper premium" Compagnie du Ponant, algo inolvidable:
Cuando entra en servicio causa impacto. Es moderno, elegante y gracias al trabajo de Jean Phillip Nuel, un prestigioso decorador interiores "de elite". Para ello, se apuesta por vanguardia y diseño en partes iguales, y mezclar materiales nobles, con texturas sencillas y nada complicadas, sin caer en un minimalismo obsesivo. Una especie de elegante club naútico en tonos beige, gris, ceniza y con notas atrevidas de burdeos. El Le Levant tenía el tamaño perfecto como yate, este es más grande pero sin renunciar a la filosofía. Sigue habiendo un espacio destacado, que ofrece singladuras reposadas, tranquilas, con el plus de dar más alternativas.
El resultado es bastante equilibrado, y hermoso. Tras el estilizado casco oscuro encontramos seis cubiertas de pasajeros. Las acomodaciones, en cuantro de ellas. Entramos por la 3 y encontramos la espectacular creación de cristal, como gotas que caen del cielo, que va hasta la cubierta superior. La popa la ocupa el gran salón principal, de tonos blancos, grises y que proporciona el espacio perfecto para actos tan importantes como el té de la tarde. En la 2, el Restaurante principal (La Licorne) y subiendo a la cubierta 4 encontramos, un teatro con butacas de un rabioso rojo, estetica sideral en su iluminación entre tonos oscuros. La cubierta 5 nos ofrece por primera vez en la compañía un SPA a cargo de la famosa marca de cosmética francesa Sothys, y un espacio limitado para los niños. La cubierta 6 es semi exterior, con piscina de buen tamaño a popa.
Se echa de menos la presencia de sombrillas. El nimbre sigue siendo el elegido para el mobiliario del buffet (La Boussole), y sobre todo la parte más acogedora que es el salón panorámico de proa (Astrolabe). Es una sala multifuncion mirando al horizonte, desde su terraza, en donde encontramos un pequeño salón muy luminoso, bar, y una biblioteca-sala de internet. En la cubierta 7 tenemos un bar, con una visión perfecta de la piscina. Más muebles de mimbre, cojines a juego, y mesas en un entorno en donde también hay dos puestos de comida "rapida", o alguna cosa ligera. Para el desembarque de tenders y zodiacs (Antártida y expediciones), se abre un portón en proa. Es además perfecta para el disfrute de los placeres marinos en lugares como el Caribe. En la cubierta inferior, el Restaurante La Licorne, es blanco, aseado, y sereno y es donde se sirve la mejor cocina que cualquier barco de lujo puede desear. Me gustó especialmente las dimensiones de pasillos, y zonas comunes, haciéndonos sentir que estabamos en un gran barco.
Cuando entras, descubres un mundo de "megafashion", y de vanguardia absoluta. El barco dispone de 132 cabinas, todas exteriores que van desde los Superiores (exterior con ventana) , a la lujosa suite del Armandor de 54 m. Las demás son cabinas con balcón, y en algunos casos se convierten en 20 Suites Prestige uniendo 2. La decoración dista mucho de ser "convencional". Aparte de los tonos rojo, blanco, ceniza, el mobiliario deja de parecerse a un anodino camarote de barco.
Cabezales de cuero, muebles de diseño, texturas modernas y envolventes a la vez. Es un mundo de diseño casual, refinado, e impactante. Todas con minibar, algunas com maquinas Nespresso, espectaculares camas King Size, enormes pantallas planas, y sobre todo me gustó mucho el detalle de los baños: una enorme pared de cristal lateral, por la que entra luz natural a raudales, y se puede ver el mar mientras uno se ducha, con los refinados productos L´Occitane. Obviamente dispone de un segundo panel de madera para una total privacidad. El inodoro está separado, lo que da un sensación de versatilidad.
SUITES
En la cubierta seis, encontramos las suites. Desde la del Armador, Deluxe a las Prestige, que son dos unidas. Disponen de servicio de mayordomo, que ofrecen detalles adicionales, que van desde el minibar gratuito, internet, chocolates y delicias dulces y saladas cada día en la suite, champagne, maquina de café italiana, sitio prioritario en el teatro a embarques y desembarques preferentes entre otras cosas.
Sobra decir, que buen comer y Francia, encaja como anillo al dedo. El punto más fuerte de la compañía. No sabría si calificar a la compañía entre Upper Premium o Lujo. Por casi todo los elementos, es una lujo que despunta. Sin embargo, no es un "all inclusive" todo incluído. sin embargo siempre hay incluída el vino en las comidas. El desayuno en el camarote es perfecto, y servido de forma sofisticado. Baguette recien horneada, mermeladas artesanas, zumos naturales. Le Boreal tiene dos puntos gastronómicos.
El gran restaurante principal La Licorne, en donde podemos disfrutar platos de alta cocina, servida con una sofisticación casi ceremonial, al igual que cualquier restaurante de calidad de Francia. Postres sublimes, carnes perfectas, pescados tiernos, sopas, entrantes elaboradísimos y exquisitos, ensaladas fresquísimas. El buffet La Boussoule, sin ser muy amplio, ofrece viandas con orientación gala, y sobre todo cuidadosamente preparados. Tablas de quesos, toques de cocina del norte de África, variedades locales de la cocina regional francesa, mezclada con platos más internacionales.
Los postres tipo Iles Flotant, Mousse au chocolat entre otros, rozan el más puro deleite. Además de la celebracion que supone la cena en el restaurante principal (y cena alternativa del buffet) tenemos para el desayuno y comida el restaurante buffet de la cubierta de piscina. Un exquisito menú 24 horas en el camarote, y desyuno perfecto completa la oferta gastronómica. Además un discreto té de la tarde de 16:00 a 17:00.
No es una naviera "generalista", con pautas concretas. Olvídese de ruidos casino, shows multitudinario, y tampoco elaborada animación. Se da una importancia a a los placeresde navegar, y un entorno familiar y acogedor. Cuando eres una compañía pequeña mimas al pasajero y cuidas los detalles. individualizando la experiencia, y sobre todo dedicando gran parte del tiempo a ofrecer cruceros especiales y temáticos. Música clásica, Golf, gastronomía, cuya clave es tener siempre figuras relevantes del deporte, la música, excelente conferenciantes que nos acompañan en las rutas de exploración. etc. Cuando una naviera es artesana y boutique intentas establecer un contacto personal e íntimo con los pasajeros.
Y para ello, la tripulación debe ser excepcional. Es secundario que vayan exquisitamente uniformados, que el servicio ronde la percepción. La familiaridad se nota en muchos detalles. Sonreir no cuesta dinero, ni ser educado o solicito con tus peticiones. Si lo es, cuando hay tripulantes que reconocen tu cara de pasadas singladuras, o que el capitán tenga el puente abierto en cada momento, para que pases y formes parte de la experiencia de la navegación. Política de puertas abiertas. Eso produce una sensación de que formas parte de la compañía, que hay navieras en donde una uniformidad de los servicios en los grandes e impersonales barcos, no existe. Mi agredecimiento a la tripulación en pleno. Kamel, su excepcional director de crucero con un español perfecto, Nicola la directora de hotel, capitán Garcia, al igual que el resto del equipo, ofrecieron una experiencia perfecta.
La familiaridad se nota en detalles como cocktails personales usualmente al borde la piscina, un capitán que saluda personalmente a cada uno de los pasajeros y por supuesto cuando estas en tu casa, nadie te obliga a poner rígidas corbatas o smokings. Vestimenta elegante casual en cada momento. Al principio la compañía, dejaba muy claro que su tradición francesa, se manifestaba también en su animación. Y de hecho sigue rezumando aires de Moulin Rouge en su pequeño teatro, además de música netamente gala. Pero no, si queremos diversión aparte de los excelente músicos, debemos fijarnos en el Spa Sothys. No es especialmente grande, pero si para un barco del tamaño del Le Boreal. Me gustaría resaltar la calidad de su entretenimiento. Un grupo de baile, cantante, musicos excepcionales, unos conferenciantes de talla, y con "mini actividades" personalizadas que encuentras en los barcos de gran tamaño. Clase de baile, idiomas, manualidades...etc.
En mi caso formaba parte del crucero de posicionamiento desde Lisboa a Honfleur, para comenzar la programación del barco en el Báltico. Mayoritariamente con pasaje americano, y un programa especialmente preparado para ellos, me permitió visitar puntos inusuales. Es un barco pequeño, que puede atracar en cada esquina.
La escala de Santander solo me ofreció la ocasión de visitar brevemente la capital cántabra, porque hacía el típico desembarque para las excursiones, para volver a embarcarlos en Getxo, unas horas después. Gracias a la amabilidad del capitán, y la gentileza del Operations Manager Daniel Crespo del consignatario Pérez y Compañía, que me sirvió de "cicerone", pude conocer lévemente la hermosa ciudad. En situación privilegiada, es toda una sinfonía de agua, mar, cielo, y verde. Uno de los entornos más hermosos de la tierra, que es perfecto para aproximarse por mar. Una hora y media no es suficiente para disfrutar una urbe tan excelsa. Sin embargo, es uno de esos maravillosos sitios en donde la naturaleza a poco que el ser humano colabore, se muestra esplendorosa. A pesar del incendio que devastó la ciudad en los años cuarenta, esta llena de esquinas encantadoras, calles señoriales, y vistas impresionantes a la ría jalonada de decenas de playas. Siempre con el regusto decimonónico, del lugar guapo de moda de reyes y celebridades, que a principio de siglo hicieron de Santander el lugar más "in".
Belle Ille: Como parte de una de las Islas du Ponant. Sí; lugar de donde toma el nombre la compañía, es uno de los lugares más occidentales de Francia. Codiciado por diversos pueblos, y agitado por fuertes temporales, es un delicado ecosistema para quien quiera turismo Bretón sin adulterar. Yo pensaba que el tiempo hacía transformado irremediablemente todos los lugares de la tierra, hasta que desembarque en Le Palais. La pequeña capital de menos de 3000 habitantes.
Prácticamente solo accesible por medio del ferry desde Quiberon, cuando te aproximas en barco, parece que estás entrando en una isla antigua, que acaba de aparecer en el medio del mar. Se vislumbras un pequeño puerto vigilado por una fortaleza, y protegido por dos rompeolas, seguramente necesario para proteger a los barcos del terrible invierno. Es difícil en estos momentos encontrar un tipismo tan dulzon pero a la vez encantador. Pequeñas callejuelas, tiendas tradicionales, cafeterías y locales de típicas componen el pueblo de Le Palais. Lucia el sol y los ferries traían a los primeros turistas de la temporada. Personajes famosos eligieron la isla, para pasar temporadas como Sarah Bernhard o Monet que se sintió fascinado por la belleza salvaje de los acantilados de Poulains. Pasó 75 días pintando más de 39 lienzos. Si tomas el bus 1 o 2 en una hora tienes un panorama rural de toda la isla. Extensos campos, casitas bretonas y pueblos encantadores como Sauzon, o Bangor que denota el carácter celta de la zona como los menires del interior de la isla. Perfecto lugar para huir, que se completa con playas impresionantes.
Guernsey: La Isla de Guernsey, junto con las de Sark, Herm y Alderney forma parte del archipielago del mismo nombre, han sido aliados de la Corona Británica desde 1204. Si tuviesemos que definirlo tendriamos que hablar de un país en miniatura, perfecto, organizado, limpio e idílico. Por una cochina libra, se puede tomar el bus 7 o 7a, y dar una vuelta a la isla. Si imaginamos una Inglaterra costumbrista y eterna, como en las películas rurales preciosistas británicas tendríamos a Guernsey. Cottages con jardines púlcramente cuidados, pueblecitos coquetos y paisajes suaves. Una costa norte con hermosas y agrestes playas y un sur con acantilados.
Puedes abrir una cuenta en los potentes bancos del lugar, o callejear por la hermosa aunque pueblerina capital. Su high street, las teterías, las pendientes y empedradas calles del viejo Saint Peters Port, o las callejuelas peatonales comerciales. En un mundo tan perfecto, no pude dejar de sucumbir a un acto típicamente inglés, y apestosamente tópico. Tea time con Scone. Aparte de empaparse de placidez, recomiendo visitar el acuario, la fortaleza Cornet, la Casa de Victor Hugo (vivió exiliado durante 14 años), las fortificaciones de los alemanes cuando ocuparon la isla durante 4 años, o el Palacio Sausmarez.
Caen: Una de la ciudades medievales más destacadas en la historia de Francia, pero que sufrió daños devastadores en la Segunda Guerra Mundial, debido a su proximidad de las playas del Desembarco. Situada de forma estratégica al fondo de un río navegable, y una red de canales, fue primera linea de batalla entre alemanes y tropas aliadas.
Aunque similar a muchas urbes alemanas en donde prácticas, modernas y anodinas construcciones invaden el centro y se mezclan con algunos edificaciones medievales, hay iglesias tan espectaculares que denotan la importancia y gloria de la ciudad desde épocas pretéritas. Año 1060, Guillermo el Conquistador construye el palacio-castillo ducal, siendo durante años residencia de los Duques de Normandía. Uno de los más grandes de Francia, tiene en su interior construciones como la Capilla de San Jorge, Museo de Normandía, o de Bellas Artes. Enfrente la imponente Iglesia de San Pedro, con la calle peatonal por excelencia del mismo nombre, y en donde aun se conserva uno de los edificios más antiguos de la ciudad: La Maison a Pan de Bois.
Pero hay dos omnipresentes abadías equidistantes del castillo. A un lado y otro del Castillo Ducal encontramos, una de las más grandes de Francia llamada Abadía de los Hombres, y muy alejada al otro lado de Las Mujeres. Hermosísima y magnífica, aunque algo más discreta. La de los hombres, posee la Iglesia de San Etienne y está enterrado el propio Guillermo el Conquistador. La de las mujeres, fundada por la reina Matilde en 1060, tiene a la Iglesia de la Trinidad como monumento estrella. Por supuesto otras visitas deben incluir Omaha Beach, a donde habían huído como posesos los pasajeros americanos del Le Boreal, capitaneados por un conferenciante llamado Eisenhower, al parecer familia directa del general del mismo nombre.
CONCLUSIONES
La compañía francesa ha dejado de estar orientada al mercado francés en exclusividad. El inglés ya es un idioma de referencia a bordo. Y algo sorprendente, con mucho personal con conocimientos del español, asistencia en menus, y diario de a bordo (no siempre). ¿A quién iría dirigida la compañía?. Es altamente recomendado para pasajeros que quieren calidad, tamaños pequeños en las naves, lujo a precios razonables. Sobre todo clientela internacional, que le gusta la sofisticación europea de hacer las cosas, y la clase del Savoir Faire a la francesa. Para glamour, los franceses son únicos.
He mencionado la Antártida, la compañía navega en el Mediterréneo y Báltico en temporada alta. Luego, las rutas invernales son una auténtica tentación. Costas de Sudamerica, Antártida, Canal de Panamá, algunos caribes indéditos, Asia, Canada Nueva Inglaterra, la Polinesa, Groenlandia, Estrecho de Bering. Sin duda un universo de tentaciones difíciles de resistir. Perfecta para singles, en donde los suplementos son increiblemente bajos, muchas veces, e inexistentes otros.
DATOS TECNICOS
Tonelaje: 10700
Pasajeros 224 a 264 (tripulación 139). Numero máximo de cabinas 132.
Dimensiones: Eslora 142 m, 18 m de manga
Velocidad 16 nudos
VIDEO
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FRAN CAMINO